Después de cinco meses de accidente nuclear, los reactores de Fukusima siguen fuera de control. El Primer Ministro de Japón, Naoto Kan, quiere acabar con la energía nuclear por completo mientras que los ciudadanos, preocupados por la contaminación radiactiva del medio ambiente y de su comida están de su parte.

Alrededor del 70%  de los japoneses se oponen a la energía nuclear, unas cifras parecidas a las que ofrecen las encuestas en España. Pero la pregunta del millón es si puede Japón funcionar sin energía nuclear, y la respuesta no hace falta que la den sesudos estudios financieros o técnicos. Sí que puede, lo está haciendo ya. Sí sí, has leído bien, a día de hoy solo 17 de los 54 reactores nucleares de Japón están en funcionamiento y el país no ha sufrido el terrible apagón con el que meten miedo los defensores de esta fantasmagórica energía.

¿Y como han realizado semejante prodigio? Pues actuando con inteligencia. Los japoneses y japonesas han practicado el ahorro energético masivo, solamente con eso han podido mantener cerrados 37 reactores nucleares. Pensaréis que durante este verano, especialmente caluroso en Japón, se estarán achicharrando sin aire acondicionado, pues no, simplemente no lo utilizan como si fuera un frigorífico y programan su termostato a temperaturas normales. Y sus empresas han desistido de las horas extraordinarias fuera de horario (sin que su productividad haya caído), y con un poco de aquí y de allá ahorran luz.

Estas “pequeñas” cosas que parece que son nada, están demostrando, y a las pruebas me remito, que son herramientas muy poderosas, si les añadiéramos un poquito de sensatez en la planificación energética y aprovechamiento de las renovables el cambio a un modelo energético verdaderamente limpio y seguro estaría “chupao”.

Según datos del Financial Times en Tokio, su capacidad de generación ha descendido de los 64.000 MW a 54.600 MW, pero la demanda cayo un 10-20% , llegando su pico máximo absoluto a los 49.000 MW, de manera que han podido satisfacer cómodamente sus necesidades eléctricas.

Pero esto no es coser y cantar dice la industria, porque si todas las plantas nucleares fueran cerradas Japón tendría que gastar 37.000 millones de dolares más en carbón, petróleo y gas, y esto lo pagarían los consumidores.

Se olvidan, por lo menos, de dos cosas cuando echan las cuentas, los costes ocultos como los pagos a las comunidades locales donde están situadas los centrales y los gastos de eliminación de residuos, y los costes que Fukushima ha puesto sobre la mesa como las indemnizaciones masivas y el dineral que va a costar la descontaminación tras el accidente de marzo.

Pero no se cansan y dicen que las emisiones de CO2  también aumentarán, y digo yo ¿es que no conocen la existencia de la energías renovables? El Primer Ministro de Japón sí, y ha puesto como condición para dejar su cargo que se apruebe un ley para su fomento.

Hacia mayo del próximo año, se podría dar la situación de que todas las plantas nucleares de Japón que hayan cerrado para su mantenimiento, no vuelvan a ponerse en marcha, como ya ha ocurrido debido a la oposición de la población. Y si las cosas siguen como están, un año después de Fukusima, Japón puede estar libre de nucleares le pese a quien le pese.

Raquel Montón, campaña de energía y cambio climático

 

- Página de la campaña:  Crisis nuclear de Japón