Las energías renovables van a satisfacer, cada vez más, las necesidades energéticas del mundo. Seguir usando los combustibles fósiles como principal fuente de energía nos conduce, cada vez más, a un cambio climático irreversible. La nuclear es, cada vez más, absolutamente irrelevante en el panorama energético mundial.

A estas conclusiones puede llegar fácilmente cualquiera que lea los datos que aportan los informes más recientes de los organismos que analizan el futuro de la energía en nuestro mundo.

Los informes de Perspectivas de la Energía en el Mundo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) se parecen cada vez más a los informes de [R]evolución Energética que publica Greenpeace. Comparando el último informe de la AIE  con  el de Greenpeace  vemos que el escenario más avanzado de la AIE pronostica que las renovables suministrarían casi la mitad (48%) de la energía mundial para 2035, cinco años más tarde de lo que pronostica Greenpeace. En ninguno de los escenarios de la AIE la nuclear pasa del 19%.

Por supuesto que sigue habiendo diferencias, fundamentalmente porque la AIE se empeña en forzar, por razones políticas, el recurso a la nuclear y al carbón (con el imaginario subterfugio de la captura y almacenamiento de CO2 - CAC), pero ambas entidades coinciden en reclamar el fin de las subvenciones a los combustibles fósiles (400.000 millones de dólares al año). Con solo redirigir todas las subvenciones de los combustibles fósiles a programas de energía renovable, los 2.000 millones de personas pobres tendrían acceso a la energía, no para 2030, sino en esta misma década .

En la misma dirección apunta la Hoja de Ruta de la Energía 2050 que acaba de aprobar la Comisión Europea, de la que podemos destacar tres importantes conclusiones:

1) Un sistema con altas renovables (que pueden llegar al 97% en 2050) no cuesta más que uno como el actual, o que uno en el que se pretenda mantener una elevada participación nuclear o fósil. La Comisión llega a esa conclusión a pesar de haber partido de unas hipótesis de costes muy tendenciosas a favor de las tecnologías nuclear y fósiles, que hacían aparecer a las renovables y la eficiencia con un coste mayor del que realmente tienen.

2) Sea cual sea el “camino a la descarbonización” que escoja Europa, las renovables siempre tienen que crecer masivamente (incluso los escenarios que cuentan más con las opciones nuclear y CAC obtienen al menos un 55% de la energía de fuentes renovables), y todos los escenarios exigen tomarse en serio la eficiencia energética.

3) El carbón y la nuclear no son necesarios. El escenario de alta participación de las renovables de la Comisión usa menos de un 1,5% de nuclear en la energía final (3,5% en la electricidad) y menos del 1% de carbón con CAC (2,1% en electricidad). Es evidente que el papel de ambas es irrelevante y que esos ínfimos porcentajes podrían fácilmente ser sustituidos también.

Ahora que encaramos una nueva legislatura, el Gobierno español deberá decidir qué camino quiere que tome la energía en nuestro país. Si quiere que salgamos de la crisis económica ganando en empleo, competitividad, independencia energética y sostenibilidad, entonces la dirección no puede ser otra que la de dirigirnos a un sistema energético eficiente, inteligente y 100% renovable. Si hace otra cosa, quedará claro que su prioridad está en complacer los intereses de las grandes compañías energéticas. ¿Qué intereses nos van a gobernar?

Jose L. García Ortega (@jlgarciaortega), responsable de la campaña de Energías Limpias de Greenpeace