En el marco de las negociaciones climáticas de la Organización de Naciones Unidas en Cancún; Greenpeace, 350.org y los integrantes de tcktcktck hicieron una demostración submarina para mandar un mensaje urgente a los negociadores del cambio climático: “La gente real no puede vivir bajo el agua”.

En el jardín del Moon Palace vive un grupo de iguanas que estos días están encerradas en su hoyo por miedo a ser pisoteadas por los miles de delegados que circulan arriba y abajo sin parar. De vez en cuando las ves sacar la cabeza, pero de inmediato se vuelven a sumir en la oscuridad... ¡con lo que a ellas les gusta el sol! Y es que hay mucho movimiento -demasiado para su gusto- y lo peor es que no todo es en la dirección correcta....

Algunas de las posiciones negociadoras más controvertidas ya las conocemos, es un clásico oír a Arabia Saudí pedir que se incluya en el texto la compensación económica por las alteraciones que la lucha contra el cambio climático tendrá en los países exportadores de petróleo. Pero otras nos tienen totalmente fascinados, la de la Unión Europea, por ejemplo:

La Unión Europea (UE) ha llegado a Cancún con el mismo objetivo de reducción de emisiones para 2020 que acordó en 2008 (y que lleva “arrastrando” a estas reuniones desde entonces). El mismo 20% incondicional y el 30% condicionado a que otros países hagan esfuerzos comparables, que fue motivo de una severa autocrítica en el análisis que la UE hizo de su estrategia negociadora en Copenhague.

Además, la UE ha evitado manifestar su voluntad clara e incondicional de comprometerse por segunda vez bajo el Protocolo de Kioto. Su estrategia para que otros países del anexo 1 del Protocolo “no abandonen el barco” es complacerles rebajando la calidad del mismo y asegurando que los objetivos que se firmen bajo el Protocolo van a poder ser alcanzados fácilmente mediante unos mecanismos de flexibilidad muy “descafeinados” y, en algunos casos, incluso con algún fraude. ¿No sería mejor, para mantener a los países del Protocolo de Kioto “a bordo”, exigiendo a Estados Unidos un sistema estricto de medida, verificación y cómputo de sus reducciones de emisiones?

Los días pasan y la Unión Europea no sólo no se alía con los más desfavorecidos sino que le hace guiños a los jugadores más sucios. Acabamos de ver como la UE acepta la propuesta de Arabia Saudí de incluir la captura y almacenamiento de carbono como uno de los Mecanismos de Desarrollo Limpio, unos mecanismos que se contemplaron en el Protocolo de Kioto para apoyar a los países más pobres en su proceso contra el cambio climático y que, ahora,  contemplan tecnologías disponibles únicamente para países relativamente avanzados y sólo promueven la expansión del negocio de quema de petróleo, gas y carbón.

Es hora de que la UE recuerde que estamos aquí para salvar el clima y recupere la compostura. Es todavía posible cerrar en Cancún los temas clave para firmar un instrumento legalmente vinculante en la cumbre del año que viene y no se puede fallar. Lo contrario sería aceptar que la política la marcan los intereses económicos de unos pocos y cargar en la consciencia con los impactos letales que el cambio climático va a provocar a millones de personas.

Espero que los ministros sean conscientes de ello y que el sacrificio que están haciendo las iguanas del Moon Palace sirva de algo.

Aida Vila Rovira, responsable de la campaña de cambio climático