Nos enfrentamos a una nueva amenaza que ha ido sutilmente instalándose en nuestras vidas, el consumismo. Sin apenas darnos cuenta, nos ha absorbido una sociedad de consumo, donde prima lo rápido, lo barato, lo sencillo, el usar y tirar, lo individual… Las empresas se han hecho dueñas de la palabra felicidad, nos la han comprado.

Parece que ahora ya no puedes ser feliz con cosas sencillas, con tus amigos o con tu familia o con tu perro o gato, sino que eres feliz si consumes, ¿qué?, da igual, lo que sea. La idea es seguir consumiendo para alimentar un modelo económico que empobrece a muchos, enriquece a pocos y está agotando el planeta.

Hoy en día, se extraen y emplean alrededor de un 50% más de recursos naturales que hace 30 años, una media de 60 mil millones de toneladas de materias primas al año. El consumo está ampliando los impactos del cambio climático, está haciendo que perdamos más biodiversidad en el planeta, en una carrera de fondo, donde se han olvidado la calidad y las condiciones de quienes hacen estas “cosas”; dónde únicamente importa el precio y la cantidad. Pero hay un límite y estamos llegando a el. Ya no podemos hablar de una huella planetaria, sino de una patada al planeta en toda regla. A este paso necesitaremos tres planetas para abastecer el ritmo actual de consumo.

Nos compramos ropa que está diseñada para que se rompa fácilmente, que nos haga sentir que después de una semana, ya estamos desfasados creando en un año más de 50 microtemporadas. De media, cada persona compra un 60% de artículos de vestir más que hace 15 años y los conserva la mitad de tiempo, generando un grave problema de uso de materias primas y de generación de residuos. El uso medio de una bolsa de plástico es de 15 minutos mientras que tarda cientos de años en degradarse y así pasa con casi todos los productos de un solo uso, como las bolsas, las botellas, las pajitas …

Las ciudades tienen un impacto enorme en la demanda energética, que supone entre el 60 y el 80% de la energía global consumida y casi el mismo porcentaje de emisiones de CO2. Y si hablamos del consumo de alimentos, nos encontramos que son ya más las personas obesas y con sobrepeso (casi 2.000 millones) en el planeta que aquellas que pasan hambre (más de 800 millones). España es el segundo país europeo, después de Reino Unido, con más obesos y personas con sobrepeso y es especialmente preocupante la obesidad infantil: uno de cada diez niños tienen sobrepeso. Y podemos seguir, la tecnología que no dura y no se puede reparar ….

Buffff. ¡Stop! Tenemos dos opciones, seguir así e irnos a Marte en unas generaciones o bien, pararnos a pensar qué es lo que queremos. Desde Greenpeace creemos que las personas pueden cambiar lo que hoy entendemos como un consumo “normal” por un des-consumo. Tenemos que bajar los ritmos frenéticos, reconectar con el origen del producto y primar la calidad frente a la cantidad. El mundo necesita cambiar su modelo de consumo y la economía en la que este se basa. Es el momento en que las personas tomemos el control y decidamos qué planeta queremos.

Y se puede conseguir, con cambios pequeños que tienen grandes impactos. Respetar el entorno en el que vivimos, convertir las ciudades en sitios para las personas, fomentando una relación entre quien consume y quien produce, comprando ecológico, local y sostenible, reduciendo nuestro consumo de algunos alimentos como la carne, intercambiando cosas, reparandolas, cambiándolas, prestándolas, modificándolas… Cosas tan sencillas, como volver a ir a un zapatero, crear báncos de prestamo de herramientas, aumentar la reparabilidad de los electrónicos, hacer ropa ética y duradera, en definitiva, aprender a usar tus manos y a hablar con el vecino.

Como consumir es ya parte de nuestro ADN, de nuestras costumbres, os vamos a proponer un reto para cambiar nuestras mentalidades. Todas las semanas hasta primeros de diciembre te hablaremos de un tema de consumo y te propondremos un reto. En diciembre estamos organizando un evento donde compartiremos experiencias y talleres con el objetivo de no comprar nada pero hacer cosas muy interesantes para comenzar a vivir diferente. Buscamos gente que cambie el planeta, ¿te atreves? ¿Te unes al reto?