Magazine / junio 2016

La democracia necesita transparencia y el TTIP no la tiene

Activistas de Greenpeace subieron al lateral de una de las Torres Kio para poner una enorme pancarta en la que podía leerse “No al TTIP”.

Activistas de Greenpeace subieron al lateral de una de las Torres Kio para poner una enorme pancarta en la que podía leerse “No al TTIP”.

© Greenpeace/ Pablo Blazquez

“La democracia necesita transparencia” podía leerse proyectado en la fachada del Parlamento alemán de Berlín la madrugada del 2 de mayo. Minutos después, Greenpeace Holanda publicaba la filtración de los papeles secretos de las negociaciones del TTIP, el tratado de libre comercio entre EE.UU. y la Unión Europea. La publicación de 13 capítulos del acuerdo mostraba que se estaba negociando el futuro de 800 millones de personas a sus espaldas y provocaba un debate abierto en la sociedad europea.

En la UE hay autorizados 382 aditivos alimentarios, frente a los 550 autorizados en los EE.UU”

Los papeles confirmaron la sospecha que muchas organizaciones teníamos de los enormes riesgos que correrían los ciudadanos en materia laboral, de protección de la salud pública o de políticas medioambientales de aprobarse el TTIP. Las principales conclusiones que se extraen de los documentos son que las políticas de protección ambiental parecen haber sido eliminadas, que la protección del clima será más difícil bajo el TTIP, que se prescinde del principio de precaución y que se abre la puerta a un mayor poder de las corporaciones.

Las negociaciones sobre este acuerdo abordan multitud de aspectos y sectores que son de interés para la ciudadanía, desde el futuro del sector agrícola o las pymes, hasta la comida, pasando la regulación de las sustancias tóxicas, la contratación pública, los servicios o la futura coordinación en materia de regulación. La UE y EE.UU. pretenden eliminar las “barreras” al comercio, especialmente las no tarifarias, aquellas que tienen que ver con la diferentes normas y estándares de calidad, salud, medio ambiente, de denominación de origen, etc. y que según los promotores de estos acuerdos “dificultan” el comercio entre ambos lados del Atlántico. Pero lo que en la jerga del TTIP se denomina “exceso de regulación” son salvaguardas ambientales, derechos laborales o legislación que protege la salud de los consumidores.

Los TTIP Leaks están formados por 13 capítulos (de los 17 existentes), que suman 248 páginas. Abarcan aproximadamente la mitad del borrador de los textos existentes en abril de 2016, antes del inicio de la 13ª ronda de negociaciones TTIP entre la UE y los EE.UU. Por lo que se sabe, el documento del acuerdo final constará de entre 25 a 30 capítulos y muchos anexos. De esos 25 a 30 capítulos 17 ya están consolidados. Los textos consolidados son aquellos en los que aparecen, unas al lado de otras, las posiciones de ambas delegaciones (la UE y Estados Unidos) sobre los diferentes temas.

Pero el peligro no viene únicamente de las actuales negociaciones sobre el TTIP. Este mismo año podría aprobarse otro acuerdo similar con Canadá, el CETA, que ya ha sido calificado como el caballo de Troya del TTIP, pues tendría también un efecto negativo en la protección laboral, social, ambiental o cultural. El CETA, como el TTIP, establece un órgano de cooperación reguladora, que en el futuro fiscalizará los procesos de preparación y aprobación de normativas por parte de la UE, lo que supondría una renuncia a la soberanía de la Unión Europea y de sus estados miembros a la hora de regular y proteger la salud del ciudadano y el medio ambiente.

En manos del TTIP todos seríamos marionetas

#DirigidosxTTIP

En nuestra campaña hemos convertido a los políticos españoles y europeos en marionetas para pedirles que no se dejen manipular por el tratado, que no se dejen dirigir por el TTIP. Asimismo hemos enviado cartas a los líderes de los principales partidos políticos en las que les solicitamos que manifiesten públicamente su apoyo a la suspensión de las negociaciones del acuerdo. Al mismo tiempo, les hemos recordado que el acuerdo que ha sido negociado con Canadá (CETA) está pendiente de ratificación en el Parlamento Europeo, es igual de peligroso que el TTIP.

Hemos dicho “No al TTIP” por todo lo alto
3,2 millones de europeos han firmado contra el TTIP y 1.500 urbes de la UE se han declarado “Ciudades Libres del TTIP

Seis escaladores de Greenpeace subieron a donde nadie lo ha hecho antes, a una de las Torres Kio de la Plaza Castilla de Madrid, y desplegaron dos pancartas que suman 300 m2 con un “No al TTIP”. Once horas aguantaron colgados a 80 metros de altura en la conocida como ‘Puerta de Europa’. Con esta acción denunciábamos que mientras que la sociedad civil ha tenido un acceso escaso o nulo a las negociaciones, los documentos, los TTIP Leaks, muestran muchos casos en los que la industria ha sido consultada y ha tenido un papel privilegiado en el proceso de toma de decisiones. Pedíamos así que este tipo de acuerdos se negocien bajo el paraguas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas o los compromisos alcanzados en la cumbre contra el cambio climático de París.

Y hemos sacado los papeles a la calle
La “armonización regulatoria” podría facilitar la importación de carne hormonada, ahora prohibida en Europa, que pone en riesgo la salud de los consumidores.

Como parte de nuestro objetivo de difusión hemos traducido los papeles del TTIP al castellano y los hemos hecho accesibles a la ciudadanía, junto a la campaña No al TTIP, en 25 ciudades a través de stands con puestos de lectura de los documentos para para informar a la ciudadanía y que esta pueda juzgar por sí misma. Completamos esa jornada con performances en las que se animó a los viandantes a “cortar los hilos” para no ser marionetas en manos del TTIP. De esta manera los participantes pudieron declarar simbólicamente que no quieren estar dirigidos por un tratado que decidiría por ellos. El objetivo de nuestras iniciativas es que los ciudadanos y organizaciones sociales, sindicales y políticas puedan consultar los documentos con total transparencia, en contraste con el secretismo con el que han sido tratados hasta el momento por la Comisión Europea.
Esta transparencia es la contestación de la sociedad civil a las opacas salas de lectura de la CE, bautizadas por los europarlamentarios como “salas oscuras”, donde nuestros representantes políticos podían acceder a los papeles de las negociaciones, pero sujetos a estrictas medidas de seguridad, sin aparatos tecnológicos y con el compromiso de confidencialidad sobre los contenidos. Ahora cualquiera puede consultar los papeles secretos del TTIP en español en la web www.greenpeace.es/papelesttip

Las victorias van llegando poquito a poco con esta campaña de Greenpeace. El objetivo de que las negociaciones se hicieran públicas se consiguió con las filtraciones, el de que la ciudadanía lo conociera llegó con las acciones y las salas de lectura y en el ámbito político Madrid ha sido la última de muchas ciudades españolas en aprobar una moción de rechazo al TTIP, gracias a la presión de campaña No al TTIP. Todo parece indicar que el tratado será un tema relevante en la próxima campaña electoral española y a nivel europeo importantes dirigentes como el presidente francés o el primer ministro austriaco se han mostrado contrarios al tratado tras las filtraciones. Sin embargo nuestro trabajo continuará en esta línea hasta que un acuerdo como este que deja atrás a la ciudadanía acabe por pararse.

QUÉ ES EL TTIP

Los acuerdos de comercio e inversión que está negociando la Unión Europea con Estados Unidos (TTIP) y Canadá (CETA) estarían por encima de la soberanía de los parlamentos nacionales, autonómicos y municipales. Si estos acuerdos se llegan a firmar no solo perderá la Democracia y el derecho a regular, también se resentirán nuestros derechos como consumidores.

A lo largo de su historia, la UE se ha dotado de numerosas leyes, reglamentos y medidas que protegen la salud de los ciudadanos y su derecho a estar informados sobre lo que comen. Sin ser perfectas, estas leyes protegen a los europeos en aspectos como la seguridad de los alimentos, los medicamentos, la exposición a sustancias tóxicas, la agricultura, los derechos laborales y jurídicos y el respeto al medio ambiente.

En Europa se aplica lo que se conoce como “principio de precaución”, a través del cual se evita que sustancias, productos o tecnologías que puedan entrañar un riesgo desconocido se prohíban hasta que puedan demostrar su inocuidad. En EE.UU., en algunas de estas materias, la legislación no es tan estricta o directamente no existe. No aplican el principio de precaución. Una parte importante de las sustancias tóxicas prohibidas en la UE no lo están en EE.UU. Por ejemplo en la UE está prohibida la carne hormonada, en EE.UU. no.  

En este contexto de grandes diferencias de estándares y grado de protección a ambos lados del Atlántico, si la UE firma acuerdos con Canadá y EE.UU. nuestro mercado quedará igualado al estadounidense, armonizándose estos estándares a la baja.

Mónica Ortega Menéndez es responsable de Comunicación en Greenpeace España