La capacidad del arte para despertar conciencias está más que probada. El pasado 10 de abril 31 artistas se sumaron en Barcelona al llamamiento de Greenpeace y la asociación Rebobinart para pintar un muro de más de 600 metros y 1.500 m2 de pared. No inventamos la rueda, no descubrimos nada nuevo, pero los artistas que intervinieron en las calles en el barrio barcelonés de Poblenou nos trajeron la compleja situación del Ártico hasta nuestras calles. El deshielo, la presencia en sus aguas de actividad industrial como las petroleras, el cambio climático y otros problemas intangibles a miles de kilómetros se hicieron palpables en los murales de los artistas. Creadores como Dase o el Xupet Negre y otros 30 artistas, de siete nacionalidades distintas, poblaron las paredes de osos polares, ballenas, morsas y hielo, mucho hielo, bajo el lema “Salva el Ártico”. Los muros de Barcelona tienen un mensaje ciudadano que quiere la protección del Ártico. Arte efímero en las paredes de las calles pero imborrable en nuestra conciencia.