Los recortes en sanidad, educación e investigación, el aumento del desempleo y la precariedad de condiciones laborales han creado un país en el que las personas jóvenes más preparadas hacen las maletas para buscar una oportunidad en el extranjero. Las que se quedan, por su parte, sufren políticas que aumentan la desigualdad y llevan a familias enteras a tener que abandonar su casa y sobrevivir con sueldos que no cubren las necesidades básicas.
Salud, corrupción, recortes y privatización del medio ambiente, malgasto de dinero público y pobreza energética están entre las principales preocupaciones ciudadanas. La mayoría de las veces se debaten en términos económicos, aunque su directa relación con el medio ambiente es incuestionable.
Por ejemplo, mientras se alarga la vida de instalaciones contaminantes y obsoletas, miles de personas se ven afectadas por las emisiones y vertidos tóxicos. Trabajadores y poblaciones cercanas a estas plantas sufren elevados índices de enfermedades con origen en la contaminación, a la par que los servicios de asistencia sanitaria se recortan.
Los casos de corrupción se cuentan ya por centenares y detrás de ellos quedan los impactos al medio ambiente con espacios naturales llenos de hormigón o suelos contaminados por enterramientos ilegales de residuos peligrosos, entre otros.
Las puertas giratorias en casi todos los sectores (desde el energético al sector de la pesca o los transgénicos) se convierten en un arma de doble filo que convierten los principales sectores productivos en círculos viciosos donde los políticos gobiernan en favor de las empresas más devoradoras a cambio de un cargo en las compañías a las que benefician al final de su vida política. Con este sistema de corrupción y puertas giratorias cada vez tenemos más difícil la alternativa de modelos sostenibles de pesca, energía o agricultura.
Mientras todo esto ocurre, millones de euros se malgastan cada año en proyectos contaminantes, compensaciones a empresas por proyectos fracasados o grandes subvenciones a barcos que destruyen el empleo y los océanos. Por no hablar de todas las infraestructuras inútiles que han consumido los recursos naturales y dinero público. El mayor espejo de estas políticas injustas y que fomentan la desigualdad es la pobreza energética. Familias que no pueden mantener su hogar a una temperatura adecuada, mientras que las eléctricas cobran facturas desmesuradas y los gobiernos las siguen beneficiando.
El medio ambiente es parte de la solución
Como vemos, el medio ambiente no es en absoluto ajeno a los problemas sociales. Los que hemos citado son algunos de los ejemplos que ponen en evidencia que lo social y lo ambiental van de la mano, y que los gobiernos actuales y futuros no deben olvidarse de que la crisis solo se superará si integramos las políticas sociales con las ambientales.
Las personas deben estar en el centro de las políticas y para ello es necesario exigir un medio ambiente saludable y un uso racional de los recursos y espacios naturales, así como una gestión realmente sostenible de ciudades y pueblos. Es decir, unas políticas hechas por las personas y para las personas. Hasta que eso no ocurra, no podremos disfrutar de un medio ambiente saludable y de una sociedad justa y próspera.
Radiografía social del medio ambiente en España
Para poner de manifiesto el estrecho vínculo entre medioambiente y sociedad hemos examinado los principales problemas medioambientales, comunidad por comunidad, y “radiografiado” sus consecuencias sociales: corrupción, desempleo, efectos sobre la salud, etc. Además, también hemos analizado y puesto en valor las iniciativas y políticas medioambientales positivas, tras las que florecen cientos de empleos verdes, valientes emprendedores o aumento de la concienciación social. Todo ello lo hemos plasmado en el informe “Radiografia social del medio ambiente en España”.
Puedes consultar la versión interactiva de la radiografía y comprobar cuáles son los puntos positivos y negativos más cercanos al lugar en el que vives en www.greenpeace.es/radiografia