Por muchas leyes que lo intenten, no nos vamos a callar
Hoy en día hay derechos incuestionables. Sin embargo, a veces no les prestamos la suficiente atención. Los asumimos y damos por hecho en nuestro día a día, a veces sin darnos cuenta de su fragilidad y excepcionalidad, del enorme esfuerzo que ha costado conseguirlos durante muchas generaciones, y de la fortuna que tenemos de poder disfrutar de ellos. Es la misión de todos cuidarlos para que no se marchiten, sobre todo porque están para las personas, para hacer una sociedad cada vez más justa y armoniosa, donde se limen las diferencias sociales y pueda haber una verdadera democracia.
Ahora es uno de esos momentos críticos en los que tenemos que defender esos derechos. En concreto las libertades de expresión, reunión, manifestación e información. El Gobierno del Partido Popular las ha sentenciado a muerte con sus reformas de la Ley de Seguridad Ciudadana y Código Penal, más conocidas como “Leyes Mordaza”, que aprobó el pasado 26 de marzo en solitario, y que entrarán en vigor el próximo 1 de julio.
Con estas reformas el Gobierno ambiciona desactivar la contestación social a sus políticas a base de multas copiosas y discrecionales, especialmente a aquellas nuevas formas de protesta que han surgido en los últimos años, impulsadas por la crisis y la corrupción.
La ley castigará concentraciones para parar los deshaucios, acampadas como las del 15M, protestas frente al Congreso de los Diputados, o incluso reivindicaciones creativas como cantar flamenco en una sucursal bancaria. También castigará las protestas más características de Greenpeace como descolgar pancartas de edificios o sobrevolar centrales nucleares. Más allá de casos de protesta, la ley también ha sido duramente criticada por otros temas, como el trato al que condena a los inmigrantes.
Por todo ello, las “Leyes Mordaza” ya cuentan con la oposición de organismos tan diversos como ONG ambientales, humanitarias y religiosas, movimientos sociales, sindicatos policiales, asociaciones de juristas y abogados, e incluso la Unión Europea y Naciones Unidas. Además, todos los partidos políticos de la oposición han firmado un compromiso de derogación cuando el Partido Popular abandone el Gobierno.
Por muchas leyes que lo intenten, no nos vamos a callar. Vamos a seguir luchando por nuestros derechos fundamentales, por una democracia sana y por un medio ambiente saludable. Vamos a seguir protestando por la protesta. Porque, como ya dijimos con una enorme pancarta en la Puerta del Sol de Madrid, símbolo de los movimientos sociales, “la protesta también es democracia”. Es nuestra responsabilidad defenderla.
Así sanciona la protesta la Ley Mordaza
Estas son algunas de las multas que introducen las Leyes Mordaza. Pero su verdadero problema radica en que las multas quedan a juicio de la propia Administración, es decir, el Gobierno puede decidir qué multar y qué no según le convenga políticamente.
Son infracciones muy graves (entre 30.001 y 600.000 euros de multa por persona):
• Reuniones o manifestaciones no comunicadas en infraestructuras o instalaciones en las que se prestan servicios básicos para la comunidad (infraestructuras de transporte, de comunicación, de suministro de agua o electricidad, refinerías, centrales nucleares...), así como la intrusión en los recintos de éstas.
Son infracciones graves (entre 601 y 30.000 euros de multa por persona):
• Las reuniones o manifestaciones frente a sedes del Congreso, el Senado y los Parlamentos autonómicos, aunque no tengan actividad en ese momento.
• La intrusión en instalaciones en las que se prestan servicios básicos para la comunidad, así como su sobrevuelo, cuando no sea infracción muy grave.
• El uso no autorizado de imágenes o datos personales o profesionales de los miembros de las fuerzas de seguridad que pueda poner en peligro la seguridad personal o familiar de estos o el éxito de una operación.
Son infracciones leves (entre 100 y 600 euros de multa por persona):
• Las faltas de respeto y consideración cuyo destinatario sea un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el ejercicio de sus funciones de protección de la seguridad.
• El escalamiento de edificios o monumentos sin autorización.
• La ocupación de la vía pública.