Tejerina debe expulsar a las eléctricas de las negociaciones sobre contaminación
Los representantes de compañías eléctricas como Endesa o Iberdrola duplican a los del propio Ejecutivo en la delegación gubernamental que defiende los intereses españoles para la nueva Directiva Europea de Emisiones Industriales.La Unión Europea está en pleno proceso para decidir los nuevos límites de contaminación atmosférica de la industria para principios de 2016. Esto incluye a las centrales térmicas de carbón, que además de ser nefastas para la lucha contra el cambio climático según los expertos científicos, es también la mayor amenaza ambiental para la salud en Europa.
Una investigación de la Universidad de Stuttgart (Alemania) publicada en 2013 estimó que las emisiones de las centrales térmicas europeas provocaron la muerte de 22.300 personas en 2010. Está demostrado que las térmicas aumentan el riesgo de muerte por enfermedades del corazón, enfermedades respiratorias y cáncer de pulmón. Además, 200.000 bebés nacen cada año en la UE con unos niveles de mercurio en sangre potencialmente dañinos para el desarrollo neurológico y mental.
¿Quiénes regulan la contaminación de esta industria, que en España tiene 15 centrales distribuidas por todo el territorio? Según ha desvelado Greenpeace en el nuevo informe Cortinas de humo (Smoke and Mirrors en inglés), el proceso normativo está acaparado en gran medida por los intereses industriales. Pero no solo en las legítimas representaciones oficiales de la industria, sino que en muchos casos ejercen de representantes gubernamentales. Y España ostenta el récord.
De sus doce representantes gubernamentales, ocho pertenecen a las eléctricas: Iberdrola, Endesa (2 personas), Gas Natural (2 personas), Elcogas, HC Energía y la patronal de las eléctricas, UNESA. El siguiente país europeo con más representantes de esta industria contaminante en su delegación es Grecia (7 de 7), seguido de Croacia (6 de 6) y Reino Unido (5 de 9).
“Es del todo inaceptable que sean las propias industrias que contaminan la atmósfera las que fijan los límites de emisiones para toda Europa y que España esté, una vez más, a la cabeza de las puertas giratorias“, opina Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace. “Por eso pedimos a la ministra Tejerina que expulse a las eléctricas de la delegación española”.
En declaraciones a El País, la responsable política del Ministerio y coordinadora del grupo de trabajo, Carmen Canales, argumentó que los representantes de las empresas eléctricas “nos ayudan”. Greenpeace considera que el Ministerio debería pedir ese asesoramiento a expertos independientes en vez incorporar a representantes de las industrias en el órgano gubernamental que decide los intereses de los españoles.
La investigación llevada a cabo por la organización ecologista ha puesto sobre la mesa hasta qué punto influye la presencia de los representantes de la industria en una delegación gubernamental, que se supone que representa el conjunto de los intereses de los ciudadanos: Greenpeace ha detectado que los delegados del Ministerio de Medio Ambiente están defendiendo unos límites de emisiones contaminantes menos estrictos llegando a calcar palabra por palabra un comentario presentado por la patronal europea de las grandes eléctricas, Eurelectric.
“Los límites industriales de contaminación atmosférica de la UE deben asegurar la protección eficaz, ante todo, de la salud de la ciudadanía y del medio ambiente. Pero los límites que están actualmente sobre la mesa de negociaciones son mucho más débiles que las normas en vigor para China, Japón y Estados Unidos”, lamenta Nuño. “El motivo parece evidente: las normas europeas las están decidiendo las mismas empresas causantes de la contaminación”.
En el año de la Cumbre Climática de París, en la que los gobiernos de todo el mundo se han comprometido a decidir las nuevas normas de emisiones de CO2 y otras medidas para frenar el cambio climático, Greenpeace continúa su lucha para que los gobiernos trabajen por el interés de todos los ciudadanos, y no del lobby energético. Esto incluye un compromiso firme por reducir las emisiones contaminantes a cero para el año 2050, un objetivo que ya pidió una cincuentena de países, incluido Noruega, en la Cumbre de Lima en diciembre pasado y que figura en el borrador del futuro “Protocolo de París”.