Pocas personas conocen tanto y tan a fondo las perforaciones de petróleo en mar abierto. Profesor de la Universidad de Alaska durante 30 años, especialista en conservación marina y asesor de decenas de países, Richard Steiner es una referencia internacional sobre los riesgos de las perforaciones en aguas profundas. A bordo del Esperanza, navegando entre glaciares, advierte de los inmensos riesgos de estas peligrosas prácticas en lugares como el Ártico o Canarias.
Estamos en el Ártico, ¿qué opina sobre los planes de perforar en busca de petróleo aquí?
El Ártico es una de las más espectaculares y amenazadas regiones de nuestro planeta y ya está sufriendo los efectos severos del cambio climático. Lo último que deberíamos hacer es añadirle más riesgo. Creo que las perforaciones aquí representan demasiado riesgo y deberían prohibirse. No importa con que nivel de seguridad la industria y los gobiernos crean que pueden perforar, siempre habrá riesgo de que se produzca una catástrofe. Incluso si no hay un gran vertido, el CO2 que se emitiría con estas prácticas llegaría a la atmósfera. No podemos permitirnos más CO2 en los océanos y en la atmósfera.
¿Cuáles serían las consecuencias de un derrame de petróleo aquí?
Una cosa que hemos aprendido es que una vez que el petróleo se ha vertido, la batalla se ha perdido. Los grandes derrames marinos no pueden contenerse ni limpiarse de manera efectiva. En las frías condiciones del Ártico, un vertido se degradaría mucho más lentamente y permanecería en el entorno mucho más tiempo. Simplemente no hay manera de que el crudo pueda ser recuperado de mares helados. Si hubiera un gran derrame, la mayoría del petróleo viajaría a través de las corrientes y el hielo y no podría limpiarse.
Usted tuvo un importante papel en la reacción tras los accidentes del Exxon Valdez, y de la Deepwater Horizon, ¿cree que hemos aprendido de estos accidentes?
Muchos hemos aprendido duras lecciones, pero la industria y los gobiernos no parecen haberlo hecho. La mayoría hemos aprendido que los costes de nuestra adicción al petróleo son muy grandes y que hay que mantener a la industria del petróleo fuera de las zonas sensibles.
Pero veo que los gobiernos y la industria del petróleo continúan con sus esfuerzos para bombear hasta el último átomo de hidrocarburos, quemarlo, hacer un montón de dinero, y llevarnos al desastre. Además, hemos aprendido una y otra vez que los gobiernos y la industria exageran los beneficios del petróleo en alta mar, y subestiman los riesgos y los impactos. Hay una falta de honradez habitual a la hora de evaluar los riesgos de petróleo en alta mar.
Usted conoce muy bien el proyecto de Repsol en las islas Canarias, ¿cuál es su opinión al respecto?
El Cabildo de Fuerteventura me pidió que revisara la Declaración de Impacto Ambiental emitida por Repsol. Me encontré con que es muy deficiente, hubiera sido pasable hace 30 años, quizá, pero no hoy en día. El proyecto es extremadamente peligroso. Y las garantías instituidas simplemente no cumplen con los estándares internacionales de mejores prácticas posibles. Está claro que el estudio de impacto ambiental no satisface las nuevas normas de la UE, o el Convenio OSPAR. No podemos seguir aceptando más tiempo estos proyectos tan arriesgados.
El proyecto de Repsol en Canarias es un desastre anunciado. El riesgo de perforación es demasiado alto y mucho mayor que los beneficios potenciales del proyecto. Con todo respeto, recomendé al Gobierno de España que no lo permitiera. Lamentablemente, ha dado el permiso final, sin protocolos de seguridad adecuados. Esto hace que el Gobierno español actúe de manera negligente. Es un verdadero error.
¿Hay alguna manera segura de extraer petróleo?
No hay manera de reducir el riesgo de un derrame de petróleo en la perforación exploratoria en alta mar a cero. Podemos establecer los protocolos más seguros posibles, y reducir el riesgo “a lo más bajo posible”, pero aun así, el equipo puede fallar y las personas pueden cometer errores.
Pero, sorprendentemente, el Gobierno español y Repsol ni si quiera están tratando de reducir el riesgo a este nivel, sino solo a “nivel mínimo razonablemente practicable” Esto significa que el proyecto no va a aplicar las salvaguardias que la empresa considere demasiado caras.
Más allá de esto, lo más seguro es racionalizar en un primer lugar los proyectos que no se han de hacer. Incluso si no se produce un accidente, la perforación daña el medio ambiente marino y degrada aún más nuestro medio ambiente. Es hora de que utilicemos el petróleo de manera mucho más eficiente y de reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles mediante la apuesta por alternativas renovables.
Marta San Román es responsable de Comunicación en Greenpeace España