Nuestro viaje comienza en Galicia. Allí, José Manuel Suárez, en Costa da Morte, nos habla de su trabajo, antes como pescador y ahora como percebeiro, donde es más feliz cerca de casa. Con su acento gallego nos dice que no tiene ideas políticas porque para eso hay “xente de mais”. En la ría de Ferrol, Joam Luis Ferreiro, biólogo, ha visto cómo esa ría pasó de ser la más productiva de toda Galicia a tener en la actualidad más de la mitad de los bancos marisqueros cerrados a causa de su elevada contaminación por vertidos de aguas fecales. “Estamos matando el mar que nos da la vida, destruyendo nuestra salud y nuestro sustento”, nos advierte.
En los acantilados de Asturias, José Ramón Menéndez y su vaca Benia posan sonrientes en su paisaje verde y azul. La ganadería es una de las actividades principales de la zona de Verdicio-Gozón, que estaba amenazada por el proyecto de construcción de un campo de golf, al que muchos ganaderos se opusieron y se negaron a vender sus fincas, protegiendo así su medio de vida. Sin embargo, en Gijón, la ampliación del puerto del Musel cubrió de hormigón la zona donde la cofradía de Jorge Álvarez salía a coger el centollu, y perdieron los caladeros. Él ahora se considera un marinero “reciclao”.
Continuamos nuestro recorrido en la parte norte peninsular y nos dirigimos a Santander, donde Raúl Medina es catedrático de la Univesidad de Cantabria. Fotografiado entre las dunas del Parque Natural de Liencres, Raúl nos habla del equilibrio natural del sistema costero y de cómo la ciencia ayuda a la gestión para evitar actuaciones inadecuadas. Pilar Castanedo tiene 53 años y vive en Pedreña, su oficio es mariscadora y pesca almejas, cachones, navajas, etc. Pero está muy preocupada porque al dragar los altos desaparecen las zonas donde mariscar.
Ya en Euskadi nadie mejor que Anaut Paterson define la pasión por su paisaje: “La costa se hizo para ser vista desde el mar”. Anaut trabaja en la fundación Surfrider y la imagen con su tabla en el estuario de Mundaka (Reserva de la Biosfera de Urdaibai) nos hace pensar en los paraísos que aún nos quedan por descubrir más cerca de lo que imaginamos. Pero la cara opuesta a la protección de esa zona la encontramos en Muskiz, donde se encuentra una refinería de Petronor de coque, un carbón de petróleo que es el primer carcinógeno conocido. Allí Sara Ibáñez, que es médica y trabaja en el Servicio Vasco de Salud, nos cuenta sus temores por la incidencia que esa contaminación puede tener en la salud de sus pacientes.
Del Atlántico y el Cantábrico nos vamos al cálido Mediterráneo, a Cataluña. El turismo es el motor de nuestros próximos destinos, pero os vamos a mostrar que otro tipo de turismo es posible, que es económicamente rentable y de mucha mayor calidad. Un paseo en kayak por las Islas Medes guiados por Jordy Stolk nos lo puede demostrar. Trabajar en una reserva marina es un sueño para él, y lo combina con su gran pasión: el buceo. Barcelona hace caso omiso a la protección y quiere convertir el Port Vell en un muelle para megayates. Gala Pin, junto a la Asociación de Vecinos de l’Òstia, trabaja con la Plataforma Defensem el Port Vell para evitar la privatización definitiva de estos terrenos públicos.
Entre cañas y barro, como escribía Blasco Ibáñez, aparece la barca de Robert San Canuto en la Albufera de Valencia. Él enseña a los turistas las costumbres locales: épocas de pesca, cultivo del arroz, las viviendas “barracas”, las barcas de “vela latina”... porque para Robert “l’Albufera es un modo de vida, un modo de ser”. José Manuel Dolón es concejal en Torrevieja, un municipio masificado que ha pasado de 90.000 a 850.000 habitantes en verano, y que obras ilegales como las del paseo marítimo han costado miles de euros a todos sus ciudadanos en multas. La Comunidad Valenciana es la primera autonomía con más inmuebles nuevos sin vender. José Manuel lo tiene claro, para él este modelo solo ha servido para enriquecer a unos pocos especuladores y políticos corruptos.
El mar nos conduce a Baleares, a sembrar esperanza en el espacio de agroturismo de Peter Brantschen, en Ibiza. Este suizo de 63 años sabe que la verdadera imagen de la isla reside en sus pequeñas calas vírgenes y rodeada de naturaleza. En Can Martí utilizan energía solar, recuperan y reciclan cada gota de agua, tienen una piscina natural y cultivan productos ecológicos. Un modelo de turismo que nada se parece al que nos muestra Margalida Ramis en Sa Vinyola, Mallorca. Allí está a medio construir la urbanización “El Paraiso”, una metáfora poco apropiada para ese megaproyecto de hormigón y ladrillo en pleno espacio natural que denuncia Margalida desde el Grup Balear d’Ornitologia.
Volvemos dirección a Murcia, donde también revive ese falso impulso urbanístico. Su huerta y sus maravillosas playas han sido víctimas del boom inmobiliario y ahora se pagan las consecuencias. Andrés Cánovas tiene un centro de actividades acuáticas, Planeta Azul, y alaba la Reserva Marina de Cabo de Palos - Islas Hormigas. No es el único, los pescadores de la zona también han descubierto que proteger estos espacios favorece a la pesca y a otros sectores económicos. En Portmán, en cambio, apostaron por otra industria, y la bahía está destruida por los vertidos mineros. Ana María Rodríguez posa para nosotros con la indignación de ver cómo durante todos estos años ese lugar privilegiado, entre la montaña y el mar, se contaminaba y abandonaba.
Andalucía es la comunidad con más kilómetros de costa, pero el 77 % de los servicios ambientales de la costa andaluza están degradados o se usan de manera insostenible. Sería muy fácil seguir el ejemplo de Antonio Morales, que gestiona un pequeño conjunto de casitas rurales en El Palmar, en la costa gaditana. Él y sus compañeros de la plataforma Salvar el Palmar apuestan por un turismo local y sostenible, y cuentan con el apoyo de miles y miles de personas que han firmado para apoyarles. La otra cara de la moneda es Alfonso Aranburu, su testimonio es tan claro, que os lo queremos transmitir con sus propias palabras: “Soy arquitecto y pintor. Tengo 74 años, nací en Huelva y aquí vivo. Tengo cuatro hijos y una nieta. Amo a mi tierra porque me atrae su luz y su paisaje horizontal, protagonista de mis cuadros en los que no existe la frontera entre la tierra y el mar. La ría del Tinto se une a la del Odiel en Huelva y en sus aguas he navegado hasta que se han cubierto de residuos de fábricas (fundamentalmente de fosfoyesos procedentes de Fertiberia). Mis dos compañeros de vela ya han muerto de cáncer, a mí me operaron de lo mismo en el año 2000, y mi compañera arquitecta del estudio murió el año pasado, también de cáncer, con 38 años. También han muerto de la misma enfermedad varios compañeros del Colegio de Arquitectos de Huelva, muy jóvenes. Nadie se atreve a realizar un serio estudio epidemiológico y si se ha hecho no ha sido publicado”.
Ponemos fin a este viaje en las Islas Canarias con Donato Marchesini, que es italiano y llegó a El Hierro en velero hace ocho años. Quería llegar al Caribe pero, como dice él, lo encontró sin cruzar el Atlántico. Allí nos cuenta que podemos disfrutar de la hermosa visión de los delfines jugando o comiendo en el mar, las ballenas lanzando un chorro al cielo, los túnidos recorriendo la costa, las chopas, “viejas”, peces trompeta, fulas, alfonsiños, sargos, palometas, y muchos más. Nuestro último personaje, Darío Corrales tiene 43 años y trabaja en el control del erizo de diadema. Junto a las obras del puerto de Granadilla, en Tenerife, se desesperaba viendo la atrocidad y la rapidez con la que habían destrozado la zona: “El amor a la naturaleza me hace ser muy perseverante, si no actuamos ahora no le dejaremos nada a las generaciones futuras”.
Puedes leer todas sus historias completas en nuestro informe anual Destrucción a toda costa 2012.
No a Nuestra Costa
24 horas.
24 horas tardó un yate de lujo en destruir una hectárea del bosque sumergido llamado posidonia. 24 horas en tirar por la borda 22.000 euros que es el beneficio o servicio que nos da la posidonia ya que controlan la erosión costera o son ricos manantiales de peces.
Un mes.
Un mes tardó un temporal en Blanes (Girona) en destruir la regeneración de arena de su playa. Un millón de euros había costado la regeneración financiada por el Ministerio de Medio Ambiente. 600 millones de euros han pedido los constructores valencianos para dar salida a 30.000 de las 116.000 viviendas del stock inmobiliario sin vender en la Comunitat Valenciana. La consecuencia directa de la industrialización y el urbanismo de las rías gallegas es que la Xunta tiene que destinar 346 millones de euros para regenerar 17 zonas de nueve rías hasta 2014.
Y así muchos ejemplos más. La naturaleza nos dispone servicios gratuitos que no son cuantificados a la hora de ejecutar proyectos, sin embargo tenemos que pagar con nuestros impuestos los desmanes urbanísticos. Es el momento de abordar una fiscalidad ambiental para las actividades en la costa. Con una ecotasa de solo el 3% de lo que genera el turismo cada año en la costa podríamos solventar los problemas de destrucción costera. Pero nos tememos que la planteada reforma de la Ley de Costas va por otros derroteros. Suma y sigue del gasto público y de la pérdida de capital natural.
Pilar Marcos es responsable de la campaña de Costas.
@PilarMarcos