El Cristo del Corcobado fue testigo privilegiado hace 20 años de la primera Cumbre de la Tierra. Sí, han pasado dos décadas y ahora nos damos cuenta del paso de gigante que supuso la Cumbre de la Tierra de 1992. Si miramos hacia atrás, había mucha más economía verde en la Agenda 21 de la primera cumbre que en la declaración que han cerrado a finales de junio en la llamada Río+20. Hace veinte años el término "Desarrollo Sostenible" unificó los discursos de medio ambiente y desarrollo. Desde entonces han sido muchas las acciones de Greenpeace demandando el cumplimiento de los compromisos adquiridos por los líderes políticos hace dos décadas y cuyo legado se han encargado de dilapidar los políticos actuales. Entre ellos, la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático o el Convenio de la Diversidad Biológica.
La solución es simple: reemplacemos a los políticos que no están a la altura de las circunstancias.
La declaración final de la Cumbre Río+20 dice literalmente que han “tomado nota” de los problemas del planeta, pero no dice que van a hacer para resolverlos. Una estafa a la humanidad y al planeta. Pero no debemos olvidar nunca que el legado de la Cumbre de la Tierra de 1992 esta más vigente que nunca y la necesidad de que se mantenga un foro multilateral, en el seno de la ONU, para la protección del medio ambiente es vital.
No caigamos en el error de pensar que estas cumbres no sirven para nada. La solución es simple: reemplacemos a los políticos que no están a la altura de las circunstancias.
Mario Rodríguez es el director ejecutivo de Greenpeace España
Twitter @mario_rod_var