Es el momento de decir “basta” a las empresas más contaminantes del país. Greenpeace devolvió la contaminacíón a Endesa, Gas Natural e Iberdrola en una acción conjunta en sus sedes de Madrid, Barcelona y Bilbao.
Existen 1000 razones para liberar al planeta de los combustibles fósiles. Varias de ellas persiguen eliminar la dependencia energética del gas, carbón y petróleo sustituyendo su uso por un modelo limpio y renovable. El Break Free es el movimiento ecologista que aúna esos argumentos. Sus acciones brotan impulsadas desde el Acuerdo de París con el ánimo de arrancar compromisos sostenibles de corporaciones y gobiernos. Y uno de sus llamamientos más rotundo lo protagonizó Greenpeace al alba del pasado 30 de marzo. La organización exteriorizó esas 1000 razones mediante la devolución simbólica de sus emisiones a las grandes eléctricas españolas.
Con las primeras luces del día varios grupos de activistas de la organización ecologista, de manera pacífica y simultánea, mostraron su desacuerdo con Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa en sus respectivas sedes principales de Madrid, Bilbao y Barcelona portando un millar de globos negros junto a emblemas críticos con sus políticas. 1000 globos “contaminados” destinados a ser devueltos a las tres compañías que, con sus políticas y estrategias, condenan al ostracismo a las energías renovables, justo cuando el planeta más las necesita, y por defender un modelo eléctrico agravante del cambio climático, la contaminación y el encarecimiento de la factura de la luz.
Acción coordinada
Así, la sede central de Endesa de la capital amanecía con la presencia de un nutrido grupo de activistas portando una legión de globos y un claro mensaje: “Endesa contamina, tú pagas”. Al mismo tiempo llegaban a la sede central de Iberdrola, en la ciudad de Bilbao, activistas esgrimiendo tantas otras emisiones concentradas y rótulos con el eslogan: “Iberdrola contamina, tú pagas”. De la misma manera y a la misma hora, otro importante contingente de activistas se concentraba ante la puerta principal de la sede de Gas Natural Fenosa en la ciudad condal al son de: “Gas Natural Fenosa contamina, tú pagas”. Tres actos simbólicos y unidos contra su beneficio y nuestra pobreza económica y ambiental.
En Madrid, ataviados de blanco impoluto y portando máscaras cubriendo alegóricamente sus rostros y pulmones de un aire viciado por las emisiones contaminantes, los activistas de Greenpeace escenificaron su protesta creando una línea extendida por el acceso principal de las oficinas centrales de Endesa sujetando individualmente pancartas con dicho lema. Unido a ello, otro grupo logró ataviar la amplia cristalera del edificio que la gigante eléctrica tiene en la madrileña calle Ribera del Loira con un enorme mosaico portando el mismo mensaje.
El Gobierno también contribuye a contaminar
Parte de la reivindicación de Greenpeace se hace extensible a la posición del Gobierno. “Hemos querido devolver simbólicamente la contaminación ambiental que generan las tres principales eléctricas, porque queremos que favorezcan un sistema eléctrico participativo, democrático y que esté basado exclusivamente en energías renovables. Instamos al Gobierno a legislar contra el cambio climático por la salud de las personas y del planeta”, comentaba a las puertas de Endesa Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace.
En este círculo vicioso de apoyos contaminados entre Gobierno y eléctricas están unos ciudadanos que siguen costeando, con facturas e impuestos, unas ayudas públicas capaces de mantener el negocio de las centrales térmicas y nucleares, altamente contaminantes y generar, en las arcas de Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa hasta 5.463 millones de euros de ganancias; muchos ceros traducidos en una equivalencia de 49 millones de toneladas de CO2 emitido, algo que sitúa al citado triunvirato entre las 10 empresas que más contribuyen al cambio climático del país.
Greenpeace reclama a Endesa que asuma un compromiso de lucha contra el calentamiento global fijando un calendario de cierre de sus seis centrales térmicas para antes de 2025. Igualmente, la organización ecologista exige que las tres compañías se decidan a romper con una energía nuclear sumamente inviable por los riesgos que entraña para la ciudadanía sus posibles accidentes y por los residuos radiactivos que genera, además de renunciar a las presiones que ejercen sobre el Gobierno para que éste amplíe la vida útil de sus viejos reactores nucleares.
Break Free, un movimiento por el clima
Esta campaña ecologista mundial, desde su germen inicial, ha sido responsable de más de 100 actividades en 60 países dentro de este movimiento descentralizado dirigido a la implantación de políticas responsables con el clima que impliquen el destierro de la extracción, quema y uso de combustibles fósiles y la consiguiente transición hacia un modelo energético 100% renovable donde la producción energética sea sinónimo de emisiones 0, medio ambiente saludable y altos niveles de salud y seguridad global.
Texto Javier Álvarez Fariña