La lucha por el santuario Ártico avanza paso a paso. En agosto conseguimos bloquear durante 40 horas un rompehielos de Shell que estaba a punto de zarpar rumbo al Ártico desde el puerto de Portland, en Estados Unidos. 26 activistas de Greenpeace se colgaron de un puente en el acceso al puerto, impidiendo así salir al barco. El efecto llamada fue impresionante. Se sumaron a la protesta activistas en kayaks, y desde todas partes del mundo llegaron innumerables mensajes de apoyo y peticiones a Obama para que retirase los permisos que había concedido para perforar el Ártico de Alaska.
La respuesta no tardó en llegar. Un mes después, en septiembre, Shell anunciaba que no iba a perforar el Ártico. Sin duda, acciones como el bloqueo de su barco, junto a la presión de los más de 7 millones de personas que han firmado por el Ártico y el apoyo de nuestros socios y socias en todo el mundo, van haciendo mella. Shell siente el creciente daño a su reputación e imagen pública si continúa con el sinsentido de perforar el Ártico.
Las victorias no acaban ahí. En octubre Obama paralizó las prospecciones en el Ártico de Alaska hasta 2018. Además de Shell, otras seis empresas con permisos van a dejar el Ártico en paz.
Estas victorias demuestran que el activismo funciona. Es un camino largo pero da resultados. Por eso seguiremos trabajando, colgándonos, protestando y denunciando ante los gobiernos, multinacionales y organismos internacionales que haga falta para conseguir que el Ártico sea finalmente protegido. Va costar tiempo y mucho esfuerzo, pero sé que mientras sigamos contando contigo podremos seguir consiguiendo victorias como estas. Por todas ellas, muchas gracias.
Mario Rodríguez, director ejecutivo de Greenpeace España
@mario_rod_var