Página - marzo 12, 2014
Ante la creciente demanda de pescado en los países desarrollados se ha incrementado enormemente la producción acuícola desde la década de 1980, provocando graves impactos sobre el medioambiente y los derechos humanos.
Muchos abogan por la acuicultura para obtener el pescado que escasea desde hace años en nuestros océanos. Pero la acuicultura, lejos de ser la solución a la sobrepesca, contribuye a la disminución de las poblaciones salvajes y degrada los ecosistemas marinos, amenazando la seguridad alimentaria de las comunidades costeras.
La industria acuícola requiere gran cantidad de pescado para la elaboración de piensos, así como la captura de juveniles para abastecer los stocks de las instalaciones. Por ejemplo, se necesitan entre 4 y 5 kg de pescado para que un salmón engorde un kilo y 20 kg por cada kilo de atún rojo engordado en cautividad.
La ubicación de las piscinas en la costa deteriora los ecosistemas costeros y desplaza a las comunidades locales, impidiéndoles el acceso a la playa y el uso tradicional que hacían de los recursos marinos. Además, estas instalaciones consumen enormes cantidades de agua dulce o la contaminan con el uso de antibióticos y pesticidas.
Existe riesgo de que se propaguen enfermedades desde las granjas a las poblaciones salvajes que están en contacto con ellas y de que se produzcan fugas de ejemplares cautivos que se mezclen genéticamente con los ejemplares salvajes de esa especie, disminuyendo la diversidad genética.
Para Greenpeace la única acuicultura sostenible:
- utiliza piensos de origen vegetal que procedan de agricultura sostenible;
- minimiza el uso de harinas y aceites de pescado para que la producción de un kilo de pescado no necesite más de tres kilo de estos productos;
- utiliza las larvas de las especies cultivadas que provienen de la cautividad y no han sido pescadas en estado salvaje;
- garantiza la seguridad de las instalaciones para que no se produzcan fugas;
- no degrada el medioambiente, ni altera la biodiversidad de los ecosistemas donde se asienta;
- no amenaza los derechos humanos;
- apoya la sostenibilidad económica y desarrollo social de las comunidades locales a largo plazo;
Una de las medidas incluidas en el informe de Greenpeace para un modelo pesquero 100% sostenible es la de limitar las nuevas explotaciones de acuicultura marina, tanto de cría de peces como de bivalvos, dejando el número total de explotaciones en el actual.
"Empleo a Bordo. Impacto socioeconómico de un modelo pesquero sostenible”.