Hoy estamos de celebración: por fin podemos dar el adiós definitivo al proyecto de exploración de hidrocarburos en el Golfo de Valencia. El Ministerio de Industria ha formalizado la suspensión y extinción de los permisos que habían sido otorgados a compañías filiales de la petrolera escocesa Cairn Energy.
La publicación en el BOE de la extinción de los permisos pone punto y final a un largo proceso que comenzó en 2010, cuando el Consejo de Ministros permitió la busqueda de petróleo en cinco áreas del Golfo de Valencia. Este área abarcaba el fondo marino del golfo de Valencia, entre la costa del Parque Natural de L'Albufera y la costa de Ibiza. La exploración y posible explotación de los hidrocarburos en esta zona podría haber tenido efectos muy graves sobre el medio ambiente y sobre la economía de la Comunidad Valenciana y de las Islas Baleares, y afectaría especialmente a sectores de mucho peso económico como el turístico y el pesquero.
Ubicación de los bloques de licencias concedidas a Cairn Energy en el golfo de Valencia, ya extinguidas.
La amenaza de que las prospecciones se convirtieran en una realidad provocó grandes movilizaciones ciudadanas. Las manifestaciones masivas en todo el archipiélago balear y en la Comunidad Valenciana dejaron claro que el empeño del Gobierno por las energías sucias no era aceptado por la población, que pedía un Mediterráneo libre de prospecciones.
Las buenas noticias han ido llegando poco a poco. El primer proyecto extinguido fue el denominado “Albufera”, el más cercano a la costa valenciana, cuya extinción se produjo en 2014. Meses después, la petrolera Cairn Energy anunciaba su renuncia a las prospecciones que aún estaban en trámite, y solicitaba la extinción de los permisos al Ministerio de Industria.
Hoy por fin podemos decir adiós a las prospecciones en el Golfo de Valencia, a sus riesgos asociados de contaminación y a los impactos que estas hubieran provocado sobre las pesquerías, los cetáceos, y los ricos ecosistemas del fondo marino del Mediterráneo.
Los gobiernos deben impulsar el desarrollo de las energías renovables, el ahorro energético y la eficiencia. Greenpeace ya ha demostrado con varios informes que la transformación del modelo energético hacia las renovables no sólo es viable, sino que es la única solución para combatir con éxito el cambio climático, y esta transformación debe pasar por el abandono de la energía procedente de combustibles fósiles como el petróleo.