A punto de cumplirse dos meses de la explosión de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, en el Golfo de México, la situación no ha mejorado sustancialmente. Continúa el vertido de crudo que ya es siete veces mayor a la del Prestige. Y las previsiones son que hasta el mes de agosto, cuando BP termine dos nuevos pozos junto al accidentado, no se pueda contener totalmente la salida de petróleo al mar.
Indigna, todavía más saber que si la compañía hubiera hecho bien las cosas nada de esto habría sucedido. El Congreso de los EEUU está investigando y mediante la consulta de documentación clasificada y entrevista con responsables de BP ha detectado una larga serie de negligencias que han llevado a estar viviendo la mayor catástrofe ambiental de Norteamérica.
Uno de los principales problemas vienen de la propia instalación de la tubería y de su cementación. En el proceso por el que se inyecta cemento en las paredes del pozo perforado para asegurar la estabilidad y proteger así la tubería. La empresa subcontratada para estos trabajos Halliburton, recomendó usar 21 aparatos para centrar la tubería, BP finalmente decidió que seis eran suficientes. Tampoco se llevó a cabo una prueba para comprobar la integridad del cemento con lo que se ahorraron entre cinco y ocho millones de euros, escogiendo una tubería de acero más insegura. Además, BP no aseguró tampoco las conexiones entre tuberías de distintos diámetros ni realizó pruebas haciendo fluir lodo pesado, que habría permitido detectar bolsas de gas como las que provocaron la explosión el 20 de abril.
En definitiva todo lo ocurrido por ahorrar dinero. Ahora que el mal ya está hecho y el presidente Obama ha pedido a BP 20.000 millones de dólares como fondo de compensación inicial. Estaría bien preguntar si realmente debe ser el balance de resultados económicos de una empresa la que ponga en peligro nuestra salud y el medio ambiente. Esta es una práctica demasiado común que también padecemos en nuestro país.
Equipos de Greenpeace USA se encuentran en Luisiana y Florida documentando las consecuencias del vertido. Y Greenpeace en Reino Unidos está también desarrollando una campaña de presión a BP, con el rediseño de su logo....
Julio Barea, responsable de la campaña de contaminación de Greenpeace
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