Pocas veces tenemos la oportunidad de contar una buena noticia, pero aún más raro es poder contar dos ¡y que hayan sucedido en el mismo dia! y desde sitios relativamente cercanos.
Primero nos vamos hasta el sur de Australia, a Tasmania. Hace unos meses os contamos la historia del superarrastrero Magiris. Este barco holandés, de 144 metros y que puede albergar en su red nada menos que trece aviones jumbo, había llegado a aguas de Australia después de que Senegal le revocase su licencia para pescar en sus aguas.
Para un barco así no es sencillo encontrar dónde pescar porque allá donde va literalmente arrasa, y claro, no le queda más remedio que buscar nuevos caladeros que puedan llenar su enorme red. Y con ese objetivo llegó en agosto de 2012 a las aguas de Australia, para pescar jurel para luego vender en Europa, cambiando incluso de nombre y de bandera para facilitar el permiso. Pero, al igual que los Senegaleses, los australianos, uniéndose en un gran movimiento social, dijeron “no en mis aguas” y en septiembre de 2012 su Primer Ministro prohibió la pesca por superarrastreros durante dos años.
Y con este panorama ahí se quedó, este gran monstruo marino, esperando en el puerto de Melbourne hasta que ayer finalmente abandonó el puerto, escortado por una flotilla de pescadores artesanales y por nuestro barco el Rainbow Warrior III.
No muy lejos de Australia, en Tailandia, tenía lugar la segunda buena noticia. Ahí se ha celebrado la reunión anual del convenio de CITES, que regula el comercio internacional de especies amenazadas de flora y fauna. Durante muchos años se ha demandado que este convenio incluya a varias especies de tiburones y mantas cuyas poblaciones están seriamente amenazadas. Son víctimas de la pesca descontrolada para la obtención, principalmente, de aletas de tiburón y de las espinas de las branquias destinadas al mercado asiático, y también como descartes.
Aunque parezca un comercio lejano, nos toca de cerca ya que, España es uno de los principales países en la pesca de tiburón. La carne se vende en el mercado europeo, y las aletas se exportan. De hecho, España es el mayor exportador de aletas de tiburón a Hong Kong. Otras flotas realizan el aleteo, esa práctica deplorable en la que se le cortan las aletas a los tiburones para lanzarlos al mar aún vivos y que así no ocupen un valioso espacio en las bodegas que se llenan únicamente con las aletas.
Finalmente, la presión de muchos países que ven cómo estas especies son más valiosas y generan muchos más ingresos vivas, han logrado que se apruebe que cinco especies de tiburones (el tiburón océanico de punta blanca, el marrajo y tres especies de tiburón martillo) y dos especies de mantas se incluyan en el Apéndice II, con lo que se regulará y se traerá transparencia a una pesca y un comercio muy poco regulado.
Ambas son sin duda buenas noticias pero aún queda por mucho por hacer. ¿Qué pasará con el Magiris? De nuevo con bandera holandesa queda bajo el paraguas de la UE. ¿Irá en busca de nuevos caladeros que esquilmar? ¿y la pesca de tiburón por la flota europea? aunque CITES sea el primer paso en la regulación del comercio, la pesca insostenible que genera descartes de estas especies, y otras que aún no están reguladas, continúa. Y todo subvencionado con nuestros impuestos.
La Política Pesquera Común, que dicta las normas bajo las que se rigen las flotas europeas, está en la fase final de su reforma. Es el momento de apostar en firme por la pesca sostenible y unos océanos repletos de vida y daremos un ejemplo al mundo de apuesta por la sostenibilidad Y así entonces pasaremos de dar palmadas, como podemos hacer hoy, a hacer una ola celebrando una gran victoria.
Elvira Jiménez (@elvirajn), campaña de Océanos de Greenpeace
- Firma por una pesca sostenible