El Parlamento Europeo aprobó la pasada semana las enmiendas a la Directiva 2001/18/CE (sobre la liberación intencional en el medio ambiente de organismos modificados genéticamente) que permitirá a los Estados miembro prohibir el cultivo de transgénicos en la totalidad o parte de su territorio.
Esta nueva legislación tiene varias debilidades como ofrecer un papel central en las negociaciones a las empresas biotecnológicas, excluir la posibilidad de utilizar argumentos de carácter medioambiental por parte de los Estados o no contemplar la protección de los cultivos convencionales y ecológicos que puedan resultar contaminados genéticamente por los cultivos transgénicos.
Sin embargo, permite a los Estados miembro que se oponen a los transgénicos consolidar sus prohibiciones sistemáticamente cuestionadas por distintos organismos. Luxemburgo no ha querido esperar mucho y anunció sólo unas horas después de la votación que va a mantener la prohibición de los cultivos transgénicos, ahora al amparo de esta nueva legislación. Esperamos que Austria, Alemania, Bulgaria, Francia, Grecia, Hungría, Italia y Polonia anuncien pronto la manutención también de sus prohibiciones.
Entre los pocos países que permiten el cultivo de transgénicos en la UE, España se encuentra a la cabeza, siendo el único que los cultiva a una escala considerable, aunque ínfima comparada con su superficie agraria útil. Tras 16 años de cultivo, solo un 0,6% de la superficie agraria se encuentra ocupada con transgénicos… con lo buenos que son.
Los otros cuatro países, Portugal, República Checa, Rumanía y Eslovaquia, los cultivan de forma casi simbólica. Es curioso que los grandes productores de maíz europeos como Francia, Hungría e Italia los han prohibido completamente y Rumanía, el principal productor de la UE, apenas los utiliza, sin que por eso vean afectada su producción.
Las nuevas autorizaciones que se concedan en el futuro a nuevos transgénicos puede suponer una entrada masiva de transgénicos en países como España, donde, lamentablemente, los últimos gobiernos del PP y del PSOE han permitido que campen a sus anchas.
Pero incluso en España podemos ver el vaso medio lleno con esta nueva legislación. La iniciativa de Euskadi es una prueba de ello. El Gobierno Vasco ya ha anunciado que pedirá a Madrid que su territorio sea libre de cultivos transgénicos y más claro no lo podrían haber dicho: “Nuestra apuesta por la agricultura tradicional, ecológica y de calidad es decidida y por ello vamos a solicitar al Ejecutivo español que delimite el territorio vasco como libre de GM (genéticamente modificados)” ¡Así se habla! Horrela hitzegiten da!
Esperamos que la ministra Tejerina, acérrima defensora de los transgénicos, respete la voluntad y libertad de las CCAA y escuche de una vez la voz mayoritaria de la ciudadanía que rechaza este tipo de cultivos.
Desde Greenpeace queremos felicitar públicamente a Euskadi por dar este primer y valiente paso. Por ello también queremos ofrecerle todo nuestro apoyo para que logre alcanzar su objetivo (ya enviamos una carta en este sentido al Gobierno Vasco). Y animamos a las demás CCAA a seguir el ejemplo de Euskadi y que soliciten prohibir los cultivos transgénicos en sus territorios.
La coexistencia entre cultivos transgénicos y convencionales y ecológicos es imposible. Los cultivos transgénicos son una amenaza real al único modelo de agricultura verdaderamente sostenible y con futuro, el de la agricultura ecológica. Por ello seguiremos diciendo #TransgénicosNO.
¿Qué puedes hacer tú?
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