España es el único país de la Unión Europea que cultiva transgénicos a gran escala. En 2008 se cultivaron 80.000 hectáreas de maíz modificado con genes de bacterias. Bajo este marco, comenzó el tour anti-transgénico en Barcelona el lunes 13 de abril que recorrerá varias ciudades con el fin de fortalecer el movimiento social contra los OMG (Organismos Modificados Genéticamente).
Ya estábamos instalados en el Arco del Triunfo, con dos carpas con mucho material de difusión, y ahora ¿cómo explicarle a una persona qué es un OMG? Me podría pasar mucho rato indagando sobre ingeniería genética tratando de entender, pero lo simple es que un maíz nunca se va a enamorar de una bacteria, y esta mezcla al estilo Frankenstein, pero mezclando ADN de distintas especies, nos la estamos comiendo sin saber qué efectos tendrán en nuestro organismo.
Saltarnos las leyes de la naturaleza y la evolución no es algo simple. Ahora, yo me pregunto, ¿se podría tener sentido de la precaución alguna vez? Si algo no está prohibido, ¿quiere decir que siempre se tiene que hacer? Tiene mucho que ver cómo se utilice un conocimiento, pero si se utiliza para quitarle la soberanía a los agricultores y que una multinacional como Monsanto controle parte la alimentación mundial, algo habrá que hacer.
Mucha gente de América latina se acercaba al stand, se interesaban y sabían mucho, porque venían de regiones afectadas, como la mía, Argentina. Y después dicen que los transgénicos sirven para eliminar el hambre en el mundo... todo lo contrario, Argentina está siendo devorada por las multinacionales.
Ayer el tour tuvo su parada en Lleida. Desplegamos un stand de Greenpeace, con información útil, era muy interesante ver cómo profesores de la universidad miraban, se llevaban información y no emitían comentario alguno, ni pregunta. Y un señor me dijo “es que recibimos mucho dinero por investigación con transgénicos, la chapa no me la voy a poner”. Se armaron charlas interesantes con estudiantes, muchos de ellos se pusieron las chapas de “No quiero transgénicos”.
Lo que vi, fueron buenas intenciones por parte de ellos, curar enfermedades, que esta tecnología esté al servicio de la humanidad, pero ¿llegará el día en que realmente se use para eso?, ¿para ayudar y no para que empresas como Monsanto tengan grandes beneficios, envenenando y eliminando la biodiversidad del planeta?
Yo, no quiero transgénicos. Y si vos tampoco, te invito a la manifestación del sábado 18 de abril en Zaragoza.
Valeria Botte, área de participación de Greenpeace