Llegamos el lunes a Galicia con lluvia y frío, 15ºC, y salimos el viernes con sol y calor, 31ºC. Del invierno al verano en 5 días. Evidentemente, esto no tiene que ver con el cambio climático, pero experimentar estos cambios de manera tan brusca nos invita a hablar del tiempo.
¿Y qué podemos decir del tiempo? Los expertos dicen que la temperatura media de Galicia ha aumentado 1,4 ºC en las últimas décadas. Este aumento es superior al de la media europea y el doble que el aumento de temperatura mundial. Las Rías Baixas, siguen dicendo los expertos, caminan hacia un clima subtropical, cálido y húmedo. Alguien podrá pensar que dónde está el problema. Pues en la economía, en los recursos pesqueros, en la agricultura, en el sector forestal y en los puestos de trabajo. Quien quiera conocer la verdadera dimensión económica del cambio climático que le recomendamos el informe “La crisis del clima. Evidencias del Cambio Climático en España”.
Con calor humano recibieron al Rainbow Warrior en A Coruña. La rueda de prensa del martes, en la bodega por culpa de la lluvia y el frío, estuvo concurrida. Por la tarde, 500 coruñeses quisieron conocer el barco durante el Open Boat. Esa misma tarde, el Conselleiro de Medio Ambiente aceptó la invitación y pudimos conversar sobre el problema del cambio climático en Galicia.
El jueves amanecimos en la bocana de la ría de Arousa. Con el cielo despejado, la luz penetraba misteriosa entre las cuerdas de mejillones que cuelgan de las bateas. No se veía, pero la marea roja (una proliferación de microorganismos que obliga a posponer la recogida del mejillón), estaba presente. Nos acompañaba Xosé Antón Alvarez, biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo (CSIC) que ha establecido una relación entre el cambio climático y el descenso de la productividad de los mejillones así como la duración de las mareas rojas. También estaban con nosotros los bateeiros, los propietarios de las bateas afectadas. Mientras los buzos desplegaban las pancartas con el lema “Cerrado por Cambio Climático”, sobre la batea conversábamos y realizábamos entrevistas sobre el impacto del cambio climático en la economía de las Rías.
La siguiente etapa del Rainbow Warrior era un poco más al sur, la villa marinera de Cangas, en la Ría de Vigo. En contraste con la muy mala acogida por parte de la Autoridad Portuaria de Vigo, fuimos recibidos por una pequeña flotilla de barcos dedicados a la pesca artesanal y el marisqueo. El Rainbow Warrior iba en apoyo de las demandas de pescadores y mariscadores de Cangas en su lucha contra un nuevo proyecto de cementar la costa al estilo Marbella. Parece que no hemos aprendido nada de los errores pasados.
Ese mismo jueves el Rainbow Warrior salió rumbo a Sevilla. A media tarde el termómetro superaba los 30º ¿qué temperatura haría en Sevilla?