Yo soy incapaz de imaginarme una primavera sin abejas. Tampoco puedo imaginar una primavera sin flores ni mariposas… ¡Qué triste sería! Pero me la puedo imaginar sin pesticidas.
Las abejas y demás polinizadores animales son responsables de la polinización del 84% de los 264 principales cultivos en Europa pero también son responsables de que el 90% de las flores silvestres se reproduzcan.
La importancia de las abejas y resto de polinizadores para la seguridad alimentaria y para la biodiversidad es incuestionable. La importancia del servicio ecológico que realizan es reconocido por todo tipo de organismos internacionales, europeos, nacionales…
Incluso los gigantes agroquímicos cómo Syngenta, Bayer o BASF, que fabrican insecticidas de demostrada peligrosidad para las abejas, empiezan a desarrollar programas para promover su salud y su recuperación en un claro lavado de imagen. Por un lado promueven programas para investigar sobre las enfermedades que achacan a las abejas o que se planten flores atractivas para las abejas, por otro lado envenenan su alimento.
Pero algo que reconoce la gran mayoría de los investigadores es que también faltan datos, conocimientos… Así es. En pleno siglo XXI, en la era de la tecnología y de la información, seguimos sin saber todo lo necesario sobre lo que está provocando este declive de las abejas y cómo pararlo, remediarlo, evitar que llegue a dimensiones que pueden ser irreversibles y tener consecuencias también irreversibles para los seres humanos y para las demás especies.
Precisamente la semana pasada la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas en inglés), en su último informe sobre los riesgos a que se enfrentan las abejas reconocía, de forma impactante, lo poco que sabemos acerca de los múltiples peligros a que exponemos a las abejas de la miel y otros polinizadores silvestres y pedía la colaboración de todos los Estados miembro para desarrollar una investigación y acciones coordinadas de cara a rellenar estos vacíos y también para que los polinizadores reciban la protección que necesitan. Reconocía también que la evaluación de riesgos actual de los pesticidas no es adecuada y que debe ser mejorada.
Todo esto es fundamental, pero también es fundamental consolidar el camino iniciado el año pasado y prohibir definitivamente y sin excepciones los pesticidas peligrosos para las abejas. Pero... la única solución a largo plazo es cambiar hacia un modelo de agricultura ecológica que respeta a las abejas y demás seres vivos y nos aporta alimentos sanos y sabrosos.
Yo no podría vivir sin la explosión de alegría de la primavera, cuando las mariposas revolotean de flor en flor, el ruiseñor canta sin descanso, los primeros e inocentes zorrillos se dejan ver y sin el zumbido armonioso y melódico de las abejas que escucho, bajo un manzano en flor.
Si tampoco puedes imaginar una primavera sin abejas, firma nuestra petición y alza la voz a los cuatro vientos. ¡Las abejas te necesitan!
Luís Ferreirim (@LFerreirim), responsable de la campaña de Agricultura y Transgénicos de Greenpeace España
¿Qué puedes hacer tú?
- Ayúdanos a salvar las abejas y a proteger la polinización, que tanto nos afecta a todos. Firma y pide a las autoridades europeas que se prohíban los plaguicidas que las amenazan. ¡Salvemos a las abejas!