¿Qué mejor forma de comenzar un lunes que con buenas noticias? y es que ¡de nuevo los defensores del Ártico tenemos motivos para celebrar! Aunque también nos llegan algunas noticias preocupantes desde esta región del planeta que merece la pena contar, aunque sea brevemente, para luego regodearnos en lo bueno.
Por el lado negativo, el cambio climático sigue dando zarpazos en esta zona. Hace unos días se publicaba la noticia de que el glaciar Zachariae Isstrom en Groenlandia se ha comenzado a fracturar. Los científicos que vienen monitorizando este glaciar, y otros de los alrededores, han observado cómo desde 2012 el ritmo de deshielo se ha acelerado debido al aumento de la temperatura del aire y del agua marina. Si este glaciar y sus vecinos se deshelasen completamente, aumentaría el nivel del mar a escala global en un metro.
Otra de las consecuencias del cambio climático y del deshielo del Ártico es su impacto sobre la población de osos polares. Según un estudio reciente de la UICN (Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza), la población de osos polares podría reducirse en un 30% en los próximos 30-40 años a medida que desaparece su habitat. Eso implica que podrían perderse más de 9.000 osos que viven actualmente en el Ártico.
Estas noticias sin duda reflejan la urgencia de luchar contra el cambio climático y de proteger el Ártico de las industrias que ven en el deshielo una oportunidad de negocio. Y al hilo de esto último ¡llegamos a las buenas noticias!
Hace tan solo dos meses celebrábamos que Shell anunciaba que se retiraba de Alaska. Hoy celebramos que otro de los grandes del petróleo, Statoil, también ha anunciado que abandona sus operaciones en Alaska. Las 16 licencias que tiene la empresa noruega en el mar de Chukchi no caducan hasta 2020, pero aún así no ven viabilidad en su actividad en esta zona e incluso cierran la oficina en Anchorage, capital de Alaska.
Esta es la segunda retirada de Statoil después de abandonar su polémica actividad en Canadá para extraer crudo de las arenas betuminosas. Ahora se retira del ártico de Alaska. Esperamos que haga triplete y también llegue a cancelar su actividad en otra zona ártica, el mar de Barents.
La presión ciudadana, unida a la economía del petróleo y al alto coste económico que tienen las operaciones en una zona tan extrema como el Ártico de nuevo juegan a favor de su protección. Pero esto no puede depender de la economía, o de las decisiones de un gobierno o una empresa. La protección tiene que ser firme y efectiva a través de un Santuario en el Alto Ártico.
Mientras seguimos trabajando porque el Santuario sea una realidad, siete millones de personas en todo el mundo celebramos que haya caído otra ficha más del tablero. Y los osos polares en Alaska, sin duda, también estarán celebrando que hayan unas plataformas menos en su horizonte.
¿Qué puedes hacer tú?
- ¡Únete a nuestra petición! Firma y súmate a más de 7 millones de personas que han pedido que se cree un Santuario para proteger el Ártico.
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