Sofía Gatica, es argentina, de Córdoba, y organizó a las mujeres del barrio Ituzaingó Anexo para frenar la fumigación indiscriminada en los campos de soja colindantes. Además, ganó este año el premio Goldman, galardón internacional ambiental. Sofía y su compañera del Grupo de Madres, Maria Godoy han estado en España esta semana y en la Good Food March que finalizó el día 19 en Bruselas.
¿A qué te dedicabas antes de emprender la lucha contra la soja transgénica y por qué la iniciaste?
Antes me dedicaba a mi familia y trabajaba haciendo artesanías e inicié la lucha porque mis hijos estaban en riesgo, pues había fallecido mi hija con malformación de riñones y mi hijo no podía caminar después de cada fumigación y tengo una hija con varios agroquímicos en la sangre.
No ha sido un trabajo en solitario. Las madres de la comunidad, las llamadas Madres de Ituzaingó iniciaron la investigación lideradas por ti. ¿Tuvistéis el apoyo del resto de la comunidad? ¿Qué dificultades habéis tenido?
En primer lugar, las madres somos mujeres afectadas. Algunas tienen hijos con malformación, otras con cáncer, otras hermanos con leucemia, maridos fallecidos por cáncer etc. Fue muy difícil tener el apoyo de todo el barrio porque muchos de ellos negaron la problemática por tener planes sociales que se financian con las retenciones de la soja. Tuvimos un montón de dificultades, desde la negación del gobierno para dar respuestas al problema, las amenazas de los sojeros y las presiones en la comunidad.
¿Cuáles han sido las conclusiones de vuestra investigación y qué consecuencias han tenido en tu país? ¿cual ha sido la actuación del Gobierno argentino?
Las conclusiones fueron que la gente en nuestra comunidad se está enfermando por el envenenamiento de la soja transgénica y el glifosato. Hay muchos niños que están naciendo con malformaciones, familias enteras con tumores en la cabeza y cáncer. El 33% de la gente que fallece en nuestro barrio es por tumores y el 80% de los niños tienen agroquímicos en la sangre.
Las consecuencias que estamos teniendo en nuestro país son que la problemática que esta pasando en Barrio Ituzaingó se repite en otros lugares donde están desalojando a los campesinos y pequeños agricultores para imponer la soja transgénica. El gobierno jamás actuó y negó la problemática. Para hacernos escuchar tuvimos que salir a la calle y defender nuestros derechos.
Cuéntanos tu actividad en España y en la Good Food March, así como tus impresiones sobre la respuesta que has recibido en la Unión Europea.
En España participamos en distintas actividades: en Córdoba, Zaragoza y Barcelona con campesinos, agricultores, activistas e investigadores, donde se plantea la misma problemática con los mismos enemigos, las multinacionales y los gobiernos que son cómplices.
En la Good Food March hablamos en el podio y compartimos con los agricultores sus productos en una rica comida. En el parlamento nos sacaron de la programación del día y sólo nos dieron dos minutos para hablar que lo hicimos por medio de otra persona porque no había traducción en español.
Mi impresión de la respuesta de la Unión Europea es igual que en nuestro país. Es como si nos escucharan pero para que todo siga sin cambios.
¿Cómo ves el movimiento de la sociedad civil en Europa contra el cultivo de plantas transgénicas y el uso de agrotóxicos?
La mayoría de la gente de Europa no acepta los transgénicos y está luchando en contra de ellos. Pero el gobierno toma las decisiones e impone consumir a sus animales soja transgénica. Estos animales contaminados son para consumo humano y a la larga terminará con las mismas consecuencias que América Latina donde están enfermando y muriendo miles de personas.
¿Cómo ves el futuro de la agricultura en Europa y la amenaza constante de que se introduzcan cultivos tolerantes a herbicidas? ¿y en el Mundo?
El futuro de Europa está en riesgo al igual que el resto del mundo pues hay multinacinales negociando e imponiendo que cultivar y que comer. El pequeño agricultor está en extinción.
Cuéntanos un poco cuáles son tus planes para el futuro con respecto a esta lucha.
El plan es uno: unirnos contra Monsanto y otras multinacionales que quieren destruir nuestro planeta reclamando nuestros derechos que es el derecho a la vida, a un ambiente sano y recurrir a los organismos internacionales y hacer escuchar nuestra voz.
Luís Ferreirim (@LFerreirim), responsable de la campaña de Agricultura de Greenpeace España
Imagen: Juan Felipe Carrasco