A pesar de que las poblaciones de peces siguen disminuyendo y la pesca industrial sigue pescando sin fin, los océanos están de enhorabuena, ya que parece que el trabajo contínuo para protegerlos va dando resultados.



Por fin, parece que ser pirata no va a salir barato. Vidal Armadores S.A., una compañía pesquera con un diabólico entramado de sociedades y barcos que llevaba pescando a sus anchas de manera ilegal años, por fin ha sido denunciado por el Gobierno y han comenzado las actuaciones contra ella. Dichas actuaciones podrían acarrear 10 millones de euros de multa.

Desde 1999 los barcos de Vidal Armadores han sido detenidos en al menos once ocasiones, han recibido siete condenas (una de ellas de cárcel para uno de los propios miembros de la familia Vidal), 3 de sus barcos han sido confiscados y han sido multados por valor de más de 3 millones de euros. A pesar de que estaba claro y en botella que esta compañía estaba realizando pesca ilegal de merluza negra, tanto el Gobierno como la Xunta de Galicia le dieron cerca de 16 millones de euros en subvenciones pesqueras. Seis años más tarde de que Greenpeace denunciará todos estos hechos ante la Audiencia Nacional, se han tomado medidas.

Es una medida ejemplar que por fin pondrá fin a que barcos como el Songhua, el Kunlun y el Yongding, de bandera de Guinea Ecuatorial que fueron perseguidos en aguas antárticas y acusados por Nueva Zelanda de pesca pirata dejen de esquilmar los mares. Por fin dejaremos de ver, como barcos cambian de nombre y bandera, como se realizan blanqueos de de pescado en alta mar, vaya igual nos perdemos las míticas persecuciones de días, donde los capitanes llegan a tirar parte de la captura, para meterse en unos arriesgados atolones y evitar así la vigilancia, pero ganaremos en sostenibilidad y cordura.

Al mismo tiempo que se conocía esta demanda, igual por rabia, por el gusto de ponerles las cosas más difíciles a los piratas o por cordura y necesidad, la ONU ha decidido desarrollar un acuerdo para proteger la biodiversidad en las aguas internacionales, aquellas que no pertenecen a nadie y a todo el mundo y ¡mira tu por donde! por donde suelen campear a sus anchas los piratas por falta de legislación. Es una gran oportunidad para cambiar el sistema actual de gestión oceánico; de un sistema que se centra en la explotación (con reglas obsoletas para pescar, navegar, perforar, etc..) a uno que asegure la conservación y el uso sostenible de la frágil vida de los océanos para las generaciones futuras.

Muchos deberes les estamos dejando a los gobiernos, seguir luchando contra la pesca ilegal, donde aún les queda mucho trabajo por hacer y crear Reservas Marinas, vaya lo que viene siendo fomentar una pesca sostenible.

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