Acaba de terminar la ultima ronda de negociación climática antes de la cumbre que va a tener lugar en Durban, Sudáfrica, a finales de año y la verdad es que la cosa no ha ido mal. Se ha avanzado en muchos aspectos técnicos, se ha empezado a redactar los textos que serán la base para la negociación y, después, de que los países en desarrollo se pusieran serios y amenazar con boicotear la reunión, hasta se ha hablado de financiación a largo plazo para costear la lucha contra el cambio climático en los países más pobres.
La cosa avanza, lentamente, pero avanza... sin embargo sigue sin resolverse el tema esencial del que depende todo lo demás: la supervivencia del Protocolo de Kioto. En su momento, la Unión Europea fue clave para la firma del Protocolo. Ahora la historia se repite y lo vuelve a ser:
Los países en desarrollo -con muy buen criterio- no quieren dejar morir este referente en la lucha contra el cambio climático que es el único instrumento legalmente vinculante que obliga a la reducción de emisiones a nivel internacional y establece reglas comunes de cómputo o un sistema de control del cumplimiento, para citar sólo algunos ejemplos. Estos países están pidiendo a gritos a los países que forman parte del Protocolo de Kioto que se comprometan a aceptar un segundo periodo de compromiso cuando el primero llegue a su fin a finales de 2012. Pero los países industrializados no se deciden.
Miento, algunos ya han decidido que no: Rusia, Japón, Canadá ya han dicho por activa y por pasiva que no van a permanecer en Kioto y que sólo van a aceptar los compromisos que acepte Estados Unidos. Estos, a su vez, quieren ser tratados como China o India, potencias emergentes y grandes emisores actuales pero cuya responsabilidad histórica no tiene nada que ver con la de los países industrializados.
El uno por el otro la casa sin barrer y a estas alturas, a un año de que acabe el primer periodo de compromiso de Kioto, todas las miradas apuntan a Europa. Si la UE se compromete a mantener vivo el Protocolo, aceptando unilateralmente un segundo periodo de compromiso, otros países industrializados como Australia o Suiza ya han dicho que se sumarán. Y ante esta situación, los países en desarrollo aceptarán trabajar para asumir, también, compromisos vinculantes en un tiempo determinado.
Es cierto que el cambio climático requiere un acuerdo global, pero por algún lado hay que empezar. Tenemos cerrados muchos detalles técnicos, la discusión sobre financiación avanza... y asegurar el mantenimiento del Protocolo de Kioto es la forma de garantizar que todo esto va a terminar en un régimen internacional con valor legal.
Mañana, los ministros de medio ambiente de la UE se reúnen en Luxemburgo para decidir la posición que adoptan en relación con el Protocolo de Kioto y algunos países como España están presionando para que ésta sea lo más progresista posible. Hace quince años UE no nos falló, esperemos que los ministros a los que les toca esta vez asumir el reto estén a la altura del cargo que ostentan y no les tiemblen las piernas a la hora de dar el si de nuevo a Kioto. Estamos ya rumbo a Durban y esta es la única garantía para llegar a buen puerto.
Aida Vila Rovira (@Aidavilar), campaña de cambio climático de Greenpeace
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