¿Es posible que el desarrollo de un pueblo tenga que hacerse necesariamente a base de la destrucción de sus recursos naturales? Es la pregunta que nos hacemos los preocupados por el medio ambiente. A otros no les importa ni mucho ni poco ya que para ellos la respuesta es evidente: su concepto de "progreso" a costa de lo que sea.
Me he levantado filosófico esta mañana. Debe ser el sol que luce en un Mediterráneo tranquilo de este diciembre consumista en el que el mundo urbano se adentra. Estamos en Libia y aquí, como en cualquier rincón del mundo hay personas que están luchando contra viento y marea por defender su medio ambiente amenazado. Pero en condiciones mucho mas difíciles ya que se enfrentan con la indiferencia de la sociedad y las dificultades del régimen político. Uno de los temas que mas preocupa por aquí es la destrucción forestal: entre la linea de costa y el desierto del Sahara hay un cinturón de bosques que desaparece rápidamente según muestra la secuencia sucesiva de imágenes de satélite. Su destrucción preocupa, y mucho. Hay quienes están tratando de frenar la destrucción. Ell@s han agradecido como nadie la visita del Arctic Sunrise a Libia.
Como en toda la costa mediterránea, la cuestión de los vertidos al mar también es una cuestión candente. El tráfico de petroleros es constante, y con él viene asociado no solo el riesgo de una gran marea negra -de eso sabemos algo en España- sino los vertidos diarios procedentes de derrames en la carga, y la limpieza de tanques que hacen que haya zonas en las que ya es difícil nadar.
Por otro lado, Trípoli esta acometiendo una profunda renovación de sus edificios. Muchos están siendo tirados abajo para construir otros nuevos. Pero los escombros de esas obras se tiran directamente al mar, que es utilizado como un vertedero.
La propuesta de Greenpeace de crear una Reservas Marinas a lo largo de toda la costa Mediterránea, y también en las aguas del mar ofrece una buena oportunidad para demostrar con hechos que las cosas pueden hacerse bien. Que no es necesario destruirlo todo en nombre del llamado progreso y que, a la larga, no hay mejor inversión que la de cuidar el entorno en el que vivimos.
A bordo del barco de Greenpeace Arctic Sunrise, Juan López de Uralde, director de Greenpeace España
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