Hoy es el 27 aniversario del hundimiento del Rainbow Warrior, cuando en 1985 sufrió el estallido de una bomba por agentes del servicio secreto francés en el puerto de Auckland, Nueva Zelanda.
Hace mucho tiempo ya, pero todos los años, en este día recuerdo claramente los detalles de lo que pasó... de estos tiempos, y de Fernando Pereira, el fotógrafo de Greenpeace que murió en el atentado.
Yo estuve a bordo del Warrior cuando navegábamos en Auckland el 7 de julio. Fue un día de invierno gélido pero muchos barcos nos dieron la bienvenida. Muchas personas eran del Escuadrón de la Paz, un grupo de personas que protestaban cada vez un buque nuclear navegaba en las aguas de la Nueva Zelanda.
Me acuerdo muy bien cuando navegamos por la costa durante las horas oscuras antes del amanecer. Hice guardia desde la medianoche hasta las 4 de la madrugada y podía oler Nueva Zelanda antes de verla. Volvía a casa después de estar lejos siete años y también volvía a casa como parte de Greenpeace que era una asociación mucho más pequeña que ahora, pero con la misma determinación.
Algo de lo que sucedió en el 1985 al Warrior ha hecho de nuestra organización lo que es hoy...
Con el hundimiento del Rainbow Warrior aprendimos una lección que sigue estando vigente hoy en día, cuando en nuestras campañas luchamos contra los grades. Cuando tomamos la iniciativa de a las gigantes petroleras internacionales que quieren arriesgar todo para la perforación de petroleo en el Ártico y en las aguas profundas de la Nueva Zelanda.
Recordar y contar nuestra historia es importante, no sólo porque nos hace reír y llorar, sino también porque nos ayuda a recordarnos y a inspirarnos para seguir luchando.
Post de Bunny McDiarmid, tripulación del Rainbow Warrior I
Tradución de Claudia Kirschning, colaboradora de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace España