Cada año, coincidiendo con el Foro Económico Mundial, se celebran los premios Public Eye con el objetivo de recordar al mundo que los que se esconden en la reunión de Davos son a menudo los mismos que contribuyen a la destrucción medioambiental del planeta y a violaciones de los derechos humanos.
Estos premios recuerdan al mundo que las malas prácticas empresariales no pasan desapercibidas y tienen repercusiones sobre la reputación de las empresas.
Este año, Gazprom, la FIFA, Syngenta, Bayer, BASF, Marine Harvest o GAP ha sido seleccionadas por las graves repercusiones sociales y ambientales de sus acciones. A continuación puedes conocer un poco más sobre los “méritos” de algunas de estas empresas:
Hay muchas razones para señalar a Gazprom. Es la empresa petrolífera más grande del mundo además de un gigante de los medios de comunicación. El daño al medio ambiente causado por esta empresa es constante. Greenpeace ha identificado 206 vertidos de petróleo en seis yacimientos de Gazprom, muchos de ellos en Siberia. Su plataforma Prirazlomnaya será la primera plataforma que comience a extraer crudo del prístino Ártico. Gazprom está detrás de la persecución a Greenpeace y de la petición de penas de hasta 20 años de cárcel a los 30 del Ártico.
Es el momento de decirle a Gazprom que sus miles de millones de euros empleados en limpiar su imagen, en financiar partidos y clubs de fútbol, no nos sirven. Ni a tí, ni a los 30 del Ártico.
¿Por qué Syngenta, Bayer y BASF? porque estas tres empresas comercializan desde hace más de 20 años insecticidas que matan a las abejas y a otros polinizadores. Las abejas son fundamentales para la seguridad alimentaria y para la biodiversidad y el uso de insecticidas es una de sus principales causas de mortalidad. Las evidencias científicas no dejan dudas sobre sus efectos nefastos para las abejas y por ello cuatro insecticidas (imidacloprid, clotianidina, tiametoxam y fipronil) fueron prohibidos parcialmente y temporalmente en Europa este año. Syngenta, BASF y Bayer, no han esperado mucho y han demandando a la Comisión Europea por esta prohibición que protege a las abejas y la agricultura en Europa.
Ahora podemos decirle a estas tres empresas que rechazamos los comportamientos empresariales que sólo buscan el beneficio privado a costa del medio ambiente.
La acuicultura se vende como la solución a la crisis de los océanos y la sobrepesca. Sin embargo está lejos de serlo. Las instalaciones de cría o engorde de peces tienen muchos impactos tanto ambientales como sociales en las comunidades costeras. Marine Harvest ha llevado su negocio de cría de salmón desde los fiordos noruegos hasta las costas de Chile. Las poblaciones autóctonas de peces se han visto afectadas por la contaminación de las aguas debido al uso de compuestos químicos como antibióticos y colorantes, la propagación de enfermedades por la cría masiva o la fuga de ejemplares. Todo ello tiene un impacto no solo ecológico sino también social sobre las comunidades locales que dependen de esos recursos.
¿Quieres utilizar tu voto para penalizar estas lamentables prácticas? Vota aquí