“Me siento como alguien que vuelve de otro planeta” con estas palabras describe Ronaldo Francini Filho, profesor de la Universidad Federal de Paraiba, la emoción que siente al salir a superficie. Es el primer científico en sumergirse con un submarino para ver, con sus propios ojos los corales del Amazonas. Junto a él nuestro compañero John Hocevar, coordinador de la campaña de océanos en Greenpeace USA y piloto del submarino.
El submarino emergió el viernes 27 de enero con las primeras imágenes que revelan la superficie de este mundo oculto. Un capricho de la naturaleza que no deja de sorprender cómo puede albergar vida en forma de corales a pesar de las condiciones inhóspitas de la zona para su desarrollo.
Después de casi cuatro horas sumergidos, a 220 metros de profundidad y a más de 100 kilómetros de la costa brasileña por fin, ahí estaban, las esponjas, los corales y los rodolitos (algas calcáreas) formando el esqueleto de este arrecife y exponiéndose ante nuestras cámaras con sus colores y formas. Un ecosistema diverso y lleno de vida.
Cuando Ronaldo y John comenzaron a explicar lo que vieron bajo el agua, sus rostros y sonrisas mostraban la alegría y satisfacción de haber podido plasmar en imágenes lo que hasta ahora se conocía solo de forma indirecta. Contaban que en los primeros minutos el submarino atravesó una extensa zona de arena que les quitaba visibilidad. Desde el barco, el capitán y la tripulación les indicaban las coordenadas para que su pequeño vehículo submarino pudiese llegar hasta el coral. Poco a poco fueron apareciendo las esponjas y los rodolitos hasta que el submarino se detuvo. Ante ellos una gran pared de carbonato cálcico, ¡finalmente habían encontrado lo que buscaban!
Tal era el tamaño de esa estructura que el submarino tuvo que ascender hasta los 180 metros para poder ver el ecosistema desde su cima. Un gran cantidad de peces, como atunes y pargos nadaban por el arrecife, un refugio para utilizar como zona de reproducción. Incluso podría sorprender con alguna nueva especie.
Hasta ahora este arrecife solo se había investigado desde la superficie, tomando muestras de ejemplares con redes. Pero en esta expedición, los investigadores podrán observarlo, por primera vez, bajo el agua y así entender mejor este mundo que ya se encuentra amenazado. La industria del petróleo quieren buscar bajo su lecho el preciado oro negro, poniendo en riesgo este nuevo tesoro marino. Un vertido afectaría no solo al arrecife, sino a toda la vida marina de la región.
La misión acaba de comenzar. El submarino se sumergirá nuevamente para seguir revelando este mundo que alimentan las aguas del Amazonas.
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