La decisión del Comité Nobel no se puede sobreestimar. Los esfuerzos de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) para promover el histórico tratado que prohíba las armas nucleares merecen el reconocimiento del premio más respetado, el Premio Nobel de la Paz.
El tratado fue aprobado por la mayoría de los miembros de las Naciones Unidas. Sin embargo, los países que poseen armas nucleares siguen absteniéndose del proceso. El trabajo de ICAN y el Premio Nobel muestran claramente que el mundo está esperando que esos estados firmen y ratifiquen el tratado para asegurar un futuro libre de armas nucleares para nuestras hijas e hijos.
Existe un vínculo inevitable entre las armas nucleares y la energía nuclear. Creemos que el mundo debe abandonar no solo las armas nucleares, sino también el uso de la energía nuclear y el lanzamiento de los llamados programas nucleares "pacíficos" en nuevos países. Cualquier programa nuclear "pacífico” puede acabar dando lugar a armas nucleares a largo plazo.
Cada central nuclear produce residuos radiactivos que presentan un peligro para un tiempo mayor que toda la historia humana conocida, y constituye en los primeros miles de años una amenaza desde el punto de vista de la seguridad: materiales fisibles utilizables para armamento, tales como el uranio y el plutonio.
La energía nuclear está en retirada. Pero los proyectos de energía nuclear que todavía son promovidos a nivel internacional por China (CGN, CNNC), Francia (Areva, EDF), Japón (Hitachi, Mitsubishi, Toshiba), Rusia (Rosatom), Corea del Sur (KEPCO) y los EE.UU. (Westinghouse, GE), son peligrosos, no solo debido a los riesgos de otro Chernobyl o Fukushima, sino también por la inevitable proliferación de armas nucleares.
Y esto no es solo una teoría. El arsenal nuclear de Pakistán no podría haber sido construido sin los conocimientos de URENCO, la planta de enriquecimiento de los Países Bajos. La participación de Rosatom en Busher vuelve a ser un factor peligroso en la actual tensión entre los EE.UU. e Irán.
A la Asociación Nuclear Mundial (World Nuclear Association) le gustaría extender a un millar las centrales de energía nuclear en todo el mundo. Lo llaman su escenario “Armonía”. La nueva moda es desarrollar ideas para miles de pequeños reactores en todo el planeta, ya sea las nucleares flotantes de Rosatom o CNNC, o nuevos diseños de la llamada cuarta generación, incluyendo los reactores de torio que necesitan ser fabricados como un paquete con el reprocesamiento tecnológico que también permite a sus propietarios extraer isótopos fisionables para armas. Para nosotros, esto es una enorme pesadilla.
Los esfuerzos para asegurar un futuro mejor deben ir de la mano con la abolición de las armas nucleares y la eliminación gradual de la energía nuclear. No necesitamos ninguna de ellas. No necesitamos la capacidad de matar a cientos de miles de personas en un solo flash podemos sustituirlo por diplomacia. Y tenemos suficientes fuentes renovables sostenibles para cubrir de manera eficiente la demanda de energía del mundo.
El futuro tiene que ser libre de armas nucleares.
Jan Haverkamp es consultor experto en energía nuclear para Greenpeace Central y Europa del Este y Rashid Alimov es el coordinador del proyecto antinuclear en Greenpeace Rusia