Las abejas son consideradas como las "reinas de la biodiversidad", y sin embargo sus poblaciones siguen disminuyendo como consecuencia de un sistema agrícola industrial caduco, basado en el uso intensivo de productos químicos y en extensiones inmensas de monocultivo. Un sistema promovido por unas pocas empresas agroquímicas entre las que se encuentran Bayer, Syngenta y BASF.
Desde nuestra campaña para salvar las abejas y a la agricultura, damos el siguiente paso. Seguimos exponiendo el fracaso del modelo de agricultura predominante y de sus impactos sobre las abejas. Greenpeace ha publicado hoy un informe científico titulado: “La pesada carga de las abejas” un análisis sobre los residuos de plaguicidas en el polen de panal (pan de abeja) y en el polen capturado a abejas melíferas.
El estudio encontró que más de dos tercios de polen, recogidos en el campo y traídos de vuelta a la colmena por las abejas obreras, estaba contaminado con hasta un máximo de 17 sustancias tóxicas distintas. Se detectaron un total de 53 compuestos químicos diferentes a lo largo del estudio. Representaban una amplia gama de plaguicidas. Esta investigación ha sido una de las más grandes realizadas hasta la fecha en Europa, con más de 100 muestras tomadas en 12 países europeos en una sola temporada de pecoreo de las abejas.
La amplia gama de productos químicos tóxicos encontrados sugiere que las abejas pueden estar expuestos a mezclas complejas de insecticidas, acaricidas y fungicidas durante la búsqueda de alimento y en la colmena. El polen envenenado es una amenaza directa a toda la población de abejas, debido a que la colonia, incluyendo larvas, obreras y zánganos, se alimentan de este polen como fuente de proteínas y energía. La exposición de las abejas y larvas a la variedad de plaguicidas tóxicos es importante porque, de acuerdo con investigaciones recientes, la interacción de los diferentes componentes químicos puede dar lugar a un efecto cóctel que puede ser más tóxico para las abejas que una sola sustancia química.
Tiene que pararse el declive de las abejas
Aunque las abejas y otros polinizadores parecen ser un pequeño eslabón de nuestra cadena de producción de alimentos, juegan un papel crucial en nuestra seguridad alimentaria. Un tercio de los alimentos, y la mayoría de las plantas con flores en el planeta, son polinizadas por las abejas y otros insectos polinizadores. El valor de la polinización mundial se ha estimado en unos 265 mil millones de euros anuales.
Se necesita un cambio urgente para proteger a nuestras abejas y nuestra agricultura. Con tu ayuda, Greenpeace quiere que los responsables políticos amplíen las prohibiciones parciales existentes de cuatro de los peores plaguicidas que matan a las abejas y que sean prohibiciones totales y permanentes. Además se necesita urgentemente una prohibición de todos los plaguicidas que afectan las abejas. Necesitamos tener planes de acción ambiciosos para hacer seguimiento de la salud de las abejas y otros polinizadores, y de esta forma poder reducir su exposición general a sustancias químicas peligrosas.
La financiación debe ir encaminada a la agricultura ecológica en vez de la destructiva agricultura industrial, porque la ecológica es un modelo respetuoso que cuida de las abejas y del planeta en su conjunto.
La agricultura ecológica produce alimentos sin el uso de sustancias químicas dañinas para las abejas. Es un modelo de agricultura que se basa en técnicas no contaminantes y de protección a largo plazo. Aumento de biodiversidad, atracción de insectos beneficiosos, rotación de cultivos, agricultura mixta e implementación de tecnologías de “bajos insumos" disponibles a nivel local son todas las aplicaciones agrícolas ecológicas que ayudan a proteger nuestro suelo, agua y clima. Sólo la agricultura ecológica nos permite mantener a nuestras abejas y producir alimentos sanos, sin contaminar el medio ambiente con sustancias químicas.
Matthias Wüthrich, Responsable de la Campaña de Agricultura Ecológica de Greenpeace Suiza
¿Qué puedes hacer tú?
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