En la aldea Sawre Muybú el ritmo es frenético, voluntarios de todo el mundo están aquí para apoyar a los Mundurukús en el reconocimiento oficial de su territorio histórico. Cada noche se hacen los equipos de trabajo, formados por blancos pariwats y Mundurukús, algunos equipos se van a hacer al maping o señalización del territorio, y otro hacen la demarcación poniendo grandes placas que señalan la zona como territorio Mundurukú.
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Mientras sigue el trabajo por el que estamos aquí, los Mundurukús continúan su apacible vida. Hoy hablamos con Cleudivaldo Karo, o Piu Piu, como le llaman desde que era pequeño. Es inquieto y tímido. Le gustan mucho los dibujos de Iván Solbes, el ilustrador que nos acompaña, así que está siempre curioso rondándonos. Nació en un aldea cerca de aquí, y tiene 9 hermanos y una hermana. Su día a día consiste en salir a pescar y a cazar cuando hace falta comida para la familia. Le preguntamos qué caza y pesca, y nos dice que pacú, karchinga y tukunare, pequeños animales de la selva, también cazan queixada (cerdos), catitus y cotias. Su mundo está en la selva, aunque ahora que estamos por aquí los blancos le gusta ver las cosas que hacemos.
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Imagen de Otavio Almeida/Greenpeace
Piu Piu tiene 16 años, ha estudiado hasta los 14 y ahora quiere ser enfermero, pero para poder seguir estudiando tiene que ir a la ciudad y su familia no tiene recursos para eso. Nos cuenta que en el pueblo todo el mundo sabe un poco de plantas medicinales, y que desde los 7 años acompaña a su madre por el bosque para aprender las plantas que curan. Nos explica cómo se cura el dolor de tripa o qué hacer si te pica una serpiente, se le iluminan los ojos, se nota que quiere aprender a curar.
La cosmogonía Mundurukú es muy especial, nos explica que a los 15 años ya se pueden casar y que no tienen un ritual específico, pueden elegir con quién se casan, siempre que sea del clan contraria: “están los del clan de los rojos y los de los blancos, nos tenemos que casar con alguien del otro clan”. Hablan con los padres, y si están de acuerdo, no hay problema.
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Nos habla de la presa, le preocupa. Dice que ahora saben dónde van los peces a poner los huevos, y qué hacer cuándo el río sube y hay más peces o cuando baja y se van a otro lado, no cuenta dónde encuentran animales y cómo. “Si se construye la presa todo eso va a cambiar, nos tendremos que ir de aquí, nuestro mundo va a desaparecer, tendremos que volver a aprender los ritmos de la naturaleza, y peor, ya no sabremos dónde viviremos”, nos cuenta.
Como la mayoría de los chicos jóvenes del poblado Piu Piu hace el trabajo duro, acarrean árboles, traen agua y también, junto a otros guerreros, se ocupan de mantener el orden en las reuniones. Su mundo está en orden, como lo estuvo para sus antepasados.
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Haciendo la entrevista a Piu Piu en el poblado Sawre Muybu. Foto: Otavio Almedia/Greenpeace
Pero ahora están en peligro y todavía estamos a tiempo de pararlo porque no ha empezado la construcción de la presa de Sao Luis de Tapajós. Empresas como Siemens, Mapfre o Iberdrola no han querido hasta la fecha desvincularse del proyecto que dejaría sus tierras y su mundo bajo el agua, no podemos permitirlo, ayúdanos firmando, necesitamos mucha fuerza para parar este proyecto que tiene grandes intereses económicos detrás. Ayúdanos a defender el corazón del Amazonas