Hace muchos años que estamos denunciando la pesca ilegal en África y a nivel mundial. Esta pesca que sabemos que es real y que es imposible de cuantificar. Pero a veces más terrible que la pesca ilegal es la sobrepesca. Tenemos tanta “hambre” de pescado en el mundo que no somos conscientes de los impactos que esto está creando. La sobrepesca cambia poblaciones de peces enteras, altera la biodiversidad, destruye los hábitats marinos, captura especies en peligro, … pero también altera sociedades, genera una distribución injusta de la riqueza y no es ética. Aquí una historia.
En Senegal hay unos 90.000 pescadores artesanales, que trabajan distribuidos en los 531 kilómetros de costa que tiene Senegal. Esta industria provee el 70% de la proteína animal al país, y es el modo de vida de todas las comunidades costeras. Su modo de trabajo es pescar desde que sale el sol, hasta que se pone. Aunque esta rutina es irregular y depende del mar y del tiempo. Los días de temporal el trabajo es más duro y a veces se llega al puerto por la noche. Cuando llegan a la playa los pescadores venden el pescado que han capturado. En Senegal cada año el consumo de pescado es entre 10-26 kg per cápita. Además de los pescadores, asociado a la pesca hay todo un entramado social y económico que da riqueza a esas poblaciones costeras.
Hasta aquí nada nuevo. Lo hemos contado muchas veces. Pero en África hay otra historia, la historia de China.
En 1950 viendo que los abundantes caladeros Europeos estaban llegando a su fin, los barcos pesqueros empezaron a aparecer en el horizonte de África. Barcos europeos, chinos, rusos, americanos… que lentamente fueron apareciendo en el horizonte de estos países y se han quedado. Vinieron para quedarse, hasta agotar los recursos pesqueros e irse a otro lado. Es la historia de la pesca a nivel mundial. Esto ha hecho que los pescadores artesanales, tengan que competir con grandes barcos navegando en sus cayucos cada vez más lejos, porque el pescado cada vez hay que irlo a buscar más lejos de la costa y hay más competidores.
La industria pesquera China ha visto un filón en África, y está jugando una competencia desleal con el pueblo africano. Nouadhibou es la segunda población más grande de Mauritania y actualmente de una población de 60.000 personas en Mauritania, más de 1.000 son chinos. Y evidentemente con ellos se han traído su cultura y sus negocios. Pero ojo, esto solo copia un modelo que se replica en las pesquerías a nivel mundial. Por ponernos en antecedentes, en Walvis Bay se habla casi tanto gallego como en Galicia. De hecho existe un gran empresario conocido como “el rey gallego de África”. En este caso la compañía de pesca nacional de china, solo está replicando un modelo de sobreexplotación pesquera.
Pero no todos son empresarios. La pesca en aguas distantes tiene la historia de la explotación de los trabajadores, en su mayoría y casi exclusiva hombres, que pasan meses en los barcos, pescando, procesando, transfiriendo el pescado a un buque mayor y vuelta a empezar, haciendo su vida a bordo de barcos de los que apenas bajan, para que ese pescado no sólo llegue a China sino a los platos europeos. Estos barcos de condiciones de trabajo muy duras y a veces ilegales, además utilizan artes pesqueros que no son selectivos y capturan especies en peligro como delfines y tiburones, entre otros muchos.
Las historias detrás del pescado son muchas, y en breve desde Greenpeace queremos ayudarte a que las conozcas y puedas elegir lo que comes o no.