El pasado junio, ante la consulta pública de la Comisión Europea en el marco de medidas energéticas del libro verde, Greenpeace presentó sus propuestas para la hoja de ruta a seguir en política y energía para el año 2030.

Vivimos una crisis climática que ya es innegable. El año pasado, en septiembre, se alcanzó un mínimo de hielo en el Ártico histórico desde que se tienen registros por satélite. Los científicos aseguran que si seguimos a este ritmo veremos el Polo Norte libre de hielo en la próxima década. Esto intensificará el cambio permanente hacia fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, olas de frío y de calor, y acelerará el calentamiento global.

En mayo se alcanzaron 400 ppm de CO2 en la atmósfera.  Este nivel no se había observado antes, ni desde que comenzaron los registros en el observatorio de Hawai en 1958, ni en los 800.000 años anteriores analizados mediante registros de hielo. El último informe del Banco Mundial asegura que el calentamiento global dejará a millones de personas atrapadas en la pobreza.

Ante esta situación de emergencia, solicitamos a la Unión Europea (UE) que se establezcan objetivos climáticos y energéticos ambiciosos para 2030 para alcanzar una economía limpia y estable basada en energías renovables, y acabar con la dependencia de energías contaminantes y peligrosas.

Greenpeace exige para 2030 a la UE :

  • Al menos la reducción del 55% de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero.
  • Un 45% de producción de energía proveniente de fuentes renovables.
  • Un compromiso vinculante para reducir el uso ineficiente de energía para toda la UE, lo que supone la renovación de la infraestructura energética durante las próximas décadas.


¿Y dónde estamos nosotros en todo esto? Pues desde luego ante el paquete de leyes, reales decretos y órdenes ministeriales que constituyen la reforma energética presentada por el Gobierno, dictada por las cinco grandes compañías eléctricas de España, estamos muy lejos de contribuir a alcanzar ni siquiera los objetivos recomendados por la Comisión Europea en el contexto energético. Y resulta difícil visualizar la estrategia que llevaremos para alcanzar los objetivos a 2050 (ya aprobados en la UE) a pesar de haber sido aceptados por España .

Está claro que corremos hacia un escenario pobre en eficiencia, inteligencia y renovables, y la apuesta de las empresas y de los políticos nos lleva, también en el tema energético, a un oligopolio que ahoga a los consumidores y al medio ambiente.

Más información: posición completa de Greenpeace sobre los objetivos europeos climáticos para 2030 presentada ante la consulta pública de la Comisión Europea (en inglés).


Tatiana Nuño @t_nunho, de la  campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace