En las últimas 36 horas se han sucedido una serie de buenas noticias para las ballenas que nos hacen pensar que las cosas pueden estar cambiando.
Por primera vez en la historia de Japón, un grupo de diez ONG (entre las que se incluye Greenpeace Japón) hicieron pública una declaración contra la caza de ballenas que quiere llevar a cabo el Gobierno japonés en aguas de la Antártida. Hasta ahora, Greenpeace Japón siempre había estado sola en su protesta contra el programa de caza “científica” de su Gobierno, por lo que la noticia puede considerarse como un avance muy importante.
Poco después, el Gobierno de Australia anunciaba que un barco patrulla australiano, el Oceanic Viking, y un avión se dirigen hacia la Antártida para controlar la “ciencia” que Japón quiere llevar a cabo con sus arpones. Esto supone que el Esperanza, el buque de Greenpeace, no será el único que persiga a la flota ballenera.
Al mismo tiempo, la prensa japonesa parece dispuesta a romper su tradicional alineación a favor de la flota ballenera y está empezando a incluir artículos y reproducir cartas al director donde se cuestiona el programa “científico” del Gobierno nipón. ¡Ya era hora de que los medios de comunicación japoneses recogieran las dos caras de la moneda!
La última de nuestras buenas noticias es que hace veinte años, el 18 de diciembre de 1987, Brasil prohibía la caza de ballenas en sus aguas. Hoy, pueden verse ballenas libres, saltando, resoplando y alimentándose en sus costas. Una auténtica maravilla.
María José Caballero, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace.
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