Nuestro dinero...para la destrucción de los océanos

El Arctic Sunrise ya va de camino a Amsterdam después de casi dos meses en el Atlántico Noreste, en alta mar y en las aguas de Escocia e Irlanda, denunciando una de las pesquerías más destructivas que existen: la pesca de arrastre de profundidad. Durante estas semanas hemos denunciado a las flotas de dos de los países más influyentes cuando se trata de política pesquera: España y Francia, las flotas de arrastre de profundidad más grandes en Europa.

Este tipo de pesca es un crimen ambiental, utiliza pesadas redes que arrastra por el fondo del océano y su objetivo son especies de crecimiento lento que a menudo necesitan más de 10 años para alcanzar la madurez y poder reproducirse. Este tipo de arrastre se lleva por delante ecosistemas enteros, incluidos algunos corales de agua fría con miles de años. El Consejo Internacional para la Exploración del Mar, CIEM, estima que el 100% de las especies capturadas por estas flotas industriales en estas zonas profundas están sobreexplotadas en el Atlántico Noreste. La pesca es legal, aunque considerando la destrucción que causa no debería serlo.

Si además hablamos de economía, la pesca de arrastre de profundidad tampoco tiene mucho sentido. En Francia, este sector emplea directamente en el mar a 150 personas, y recibe importantes subsidios que provienen de los contribuyentes europeos. En España, Greenpeace ha estimado que la flota de arrastre de profundidad recibió por lo menos 142 millones de euros entre los años 1996 y 2010, sin incluir subsidios indirectos como la exención de tasas por el petróleo - las ayudas 'Minimis'. Por esta razón Greenpeace denuncia el uso del dinero público, de nuestro dinero como contribuyentes, para la destrucción de los océanos.

A mediados del pasado mes de octubre, en Vigo, los activistas de Greenpeace pintaron el casco de cuatro de estos arrastreros con el mensaje “Stop Subsidios”. La Unión Europea está ahora en proceso de reforma de la Política Pesquera Común (PPC), la normativa que fija las normas para la flota de la Unión Europea y tendrá impacto en todo el mundo. Si queremos un futuro para la pesca, la PPC debe cambiar, dejar de financiar las prácticas destructivas de pesca y apoyar aquellas que garantizan la sostenibilidad, como es la pesca artesanal.

Después de esta primera actividad, el Arctic Sunrise abandonó las aguas españolas hacia el Atlántico Noreste. Para Greenpeace es muy importante ser testigo en el mar, allí donde se está llevando a cabo la destrucción del medio ambiente. Una vez en las zonas de pesca, llevar a cabo acciones directas no violentas, enfrentándonos con esta pesca destructiva, completa el trabajo hecho en tierra para conseguir este importante cambio político.

La sensación de inmensidad del océano, sobre todo cuando estábamos en los botes, el gran oleaje y el fuerte viento nos hacía pensar que estábamos solos en medio del océano, pero al final, durante estas semanas en el mar nos hemos cruzado con varios arrastreros de profundidad tanto españoles como franceses y encontrarlos no ha sido fácil. Desde Greenpeace somos conscientes de que con este tipo de acciones no podremos parar totalmente la pesca en ese momento, pero crean el debate necesario en tierra, dando al medio ambiente la importancia que se merece y un espacio en las discusiones para cambiar las leyes.

Ahora es el momento de volver a tierra, de trabajar con el resto de oficinas de Greenpeace en Europa. 2012 es un año muy importante para el futuro de los océanos y de las personas cuya vida depende del mar. Los países europeos decidirán cómo será la nueva regulación del sector pesquero y este proceso solo tiene lugar una vez cada 10 años. Es urgente actuar, trabajar con el sector de la pesca artesanal, para conseguir una Política Pesquera Común que garantice el futuro de la pesca.

Celia Ojeda (@Celia_Ojeda) Paloma Colmenarejo (@PalomaColme), responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace