Hace veinte días una anomalía en la excitatriz del alternador de la central nuclear de Almaraz (Cáceres) la obligaba a parar. Esta excitatriz es la misma que habían arreglado el año pasado por estas fechas.
Hace venticuatro días se producía otra parada automática del reactor Vandellós II (Tarragona) por la pérdida de la línea eléctrica de 400 Kv, debido a los fuertes vientos que soplaron por la noche. Pero es que hacía sólo veinte días que habían tenido también que parar porque detectaron un aumento de temperatura en una de las tres fases del seccionador del transformador principal, y veinte días antes, durante la recarga de combustible, el sistema de ventilación de la sala de control se había visto afectado por la inoperatividad de dos sistemas de detección de gases tóxicos y un monitor de radiación, y pararon también. Un mes antes también tuvieron que parar debido a un bajo nivel en los generadores de vapor.
También paró Trillo (Guadalajara) por una pérdida de aceite en un cojinete de la turbina, hace apenas dos meses, y Almaraz en noviembre, y Vandellós II (Tarragona) en octubre, etcetera, etcetera. Todas estas paradas son obligadas por motivos de seguridad.
Las centrales nucleares se paran por motivos de seguridad, con mucha más frecuencia de la que pensamos y no lo dicen. Lo que nos cuentan es que han suministrado el 21% de la electricidad consumida en España, y esto es una solemne simpleza. La nuclear lleva más de 25 años “parada”, sin modificar apenas la potencia instalada, de manera que la variación del porcentaje de suministro no es debido a ningún mérito propio, es únicamente el resultado de la variación de la demanda y a sus paradas previstas e imprevistas.
También han parado para siempre, como era de esperar, los reactores 5 y 6 de la planta de Fukushima.
Los reactores, que estaban parados en el momento del terremoto y el tsunami de marzo de 2011, se convertirán en centros de investigación para explorar las tecnologías de desmantelamiento. Japón tiene ahora 48 reactores nucleares comerciales, todos ellos parados.
Garoña también está parada por falta de licencia, y porque desde el año 2009 no realizado las mejoras que se requieren para el funcionamiento a largo plazo, y porque que no está incluyendo todas las exigencias de las Pruebas de Resistencia tras Fukushima, y porque desde hace mes y medio está fuera de Sistema Integrado de Supervisión de las Centrales Nucleares, ….y porque, no nos engañemos, está muy vieja ya.
Raquel Montón (@RaquelMonton), responsable de la campaña de Nuclear de Greenpeace
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