Escribo estas líneas desde Cohyaiquen, en la Patagonia chilena, gracias a la amabilidad de la combativa Asociación de defensores del Espíritu Patagón que me dejan utilizar su ordenador para enviarlas.
No hay tranquilidad en Patagonia. El personal anda muy alterado ya que la empresa eléctrica española Endesa, pretende construir cinco macro centrales hidroeléctricas que afectarían gravemente a los ríos Baker y Pascua. Es solo el principio. Después vendrán otras muchas.
Patagonia es la última frontera. Es uno de los últimos lugares donde los ríos siguen fluyendo libres, conformando un paisaje sin igual. Magníficos valles e inaccesibles montañas se suceden en un entramado de una incomparable belleza.
No hay nada que justifique el sacrificio de un lugar tan magnífico. La energía
se utilizaría en el norte del país por las empresas mineras. Para ello deben construir una línea eléctrica de mas de 2.000 kilómetros que atravesaría todo Chile.
Nadie se opone a la utilización adecuada y racional de la energía hidroeléctrica en Chile, pero lo que se pretende llevar a cabo en Patagonia supone el sacrificio de un sistema hidrológico sin parangón en el mundo. En concreto las presas se construirían junto al Campo de Hielo Norte, que junto con el campo de hielo Sur constituye una de las mayores reservas de agua dulce del mundo.
De verdad, merece la pena preservar estos parajes. Para nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos.
Desde Patagonia, Juantxo López de Uralde. Director ejecutivo de Greenpeace España.