De vuelta de una travesía por el Mediterráneo en la que documentábamos alguna de las agresiones que sufre el mar entre nosotros, sufrimos un incidente que pudo tener consecuencias muy graves. La hélice de una de las lanchas del barco con cuatro tripulantes a bordo, quedó atrapada lejos del buque en una red cubierta de plásticos que flotaba cerca de la superficie, pero a una profundidad que la hacía invisible. La pericia de los marineros de Greenpeace, hizo posible la liberación del bote sin mayores consecuencias, pero el hecho ilustra hasta qué punto la abundancia de residuos plásticos en el medio marino supone un riesgo tanto para el medio ambiente como para la navegación.
Poco importa si navegas hacia un lugar u otro. En la soledad del mar siempre te acompañan los plásticos. El silencio de la travesía a vela se acompaña de la visión casi constante de objetos -flotantes- no-identificados (OFNI). Desgraciadamente los OFNIs no vienen del espacio exterior, sino que son consecuencia directa de un modelo de consumo que está destruyendo la tierra...y el mar. Decenas de miles de envases y bolsas de plástico que durante unas horas envolvieron algún objeto, y acabaron en poco tiempo flotando en el mar.
Recientemente se ha descubierto la existencia de una zona del tamaño de España en el Pacífico Sur en la que la concentración de basuras plásticas es tal, que casi constituye una isla artificial de basuras que se mece en la dirección de las corrientes.
El caso es que nosotros vamos y venimos por esos mares llenos de plásticos, pero hay muchas criaturas que viven en él. Lo que para nosotros es un síntoma, para todos esos seres vivos es una realidad con la que tienen que convivir, y que en muchos casos les cuesta la vida.
Conviene no olvidar aquella vieja frase marinera que decía que "todo lo que tiramos al mar, éste nos lo acabará devolviendo".
- Juan López de Uralde, director de Greenpeace