Ayer fue un domingo lluvioso en Bruselas, como tantos otros, pero sin embargo fue un día muy especial. A pocos metros de los edificios de la Unión Europea tenía lugar otra “unión europea”. Todo era muy parecido a lo que sucede en la sede del corazón de la política europea. Teníamos la gran sala con los micrófonos en las mesas, las cabinas con traductores … pero la diferencia es que quienes llenaban el aforo no era políticos sino pescadores artesanales y no era otra de muchas reuniones, sino la primera vez que se juntaban en un congreso representantes de la pesca sostenible de distintos países de Europa. Desde el Mediterráneo hasta el Atlántico.
Alemania, Bélgica, Croacia, España, Francia, Grecia, Holanda, Polonia y Reino Unido. Muchos idiomas diferentes pero una misma voz y una misma demanda: la pesca artesanal y sostenible es el futuro de los océanos y las instituciones deben escucharla y apoyarla.
Durante toda la mañana escuchamos testimonios de las distintas realidades de estos hombres y mujeres que viven del mar, aman el mar y son sus mejores guardianes. Pero sin embargo, no tienen voz ahí donde se toman las decisiones que rigen cómo deben realizar la pesca y quiénes se llevan las ayudas.
Al igual que sucede en España, Jerry de Reino Unido, nos contaba como “la pesca industrial se lleva el 96% de las cuotas en mi país, a pesar de que la pesca artesanal representa el 65% del empleo”. “Para los políticos es más sencillo hacer políticas para pocos barcos grandes que para muchos pequeños, somos un estorbo”. Luis, de Galicia denunciaba como “nosotros no somos quienes hemos sobreexplotado los stocks y sin embargo sufrimos las políticas consecuencia de ello”.
Gwenael, francés, hablaba sobre la dificultad que existe para tener un relevo generacional en un sector que está agonizando “Queremos poder pasar a nuestros hijos una profesión de la que estamos orgullosos. Antes los pescadores jóvenes tenían 20 años, ahora lo más jóvenes están en la cuarentena”.
A pesar de las dificultades, son conscientes de la importancia de conservar aquello que les da el sustento y por ello, no solo utilizan artes de pesca selectivas, de bajo impacto, sino que van más allá y crean proyectos, como contó Dimitris, de Grecia, de reservas marinas “así ganamos todos”.
Aprovecharon también, ya que no son muchas las oportunidades que tienen de hablar directamente con la Comisión Europea, para sacarles los colores. Ante la incómoda pregunta de por qué la UE no financia un congreso de este tipo (cuando sí que lo hace para eventos de la industria pesquera) y que sí lo haría en un futuro, el representante de la Comisión no pudo más que responder con un tímido “sí”, pero toda la sala tomó buena nota.
Y finalmente llegó la tarde, y con ella un momento muy importante. Se leyó y entre todos aprobaron la primera Declaración Conjunta de Pesca Artesanal de Europa. Sin duda un gran paso adelante y una buena herramienta política para poder hacer llegar sus demandas, ahora con una voz mucho más unida, a quienes solo escuchan a la pesca destructiva, que ni mucho menos les representa.
Y así, pasito a pasito, poco a poco, la pesca sostenible empieza a coger carrerilla y reclamar su sitio en la mesa y desde Greenpeace seguiremos apoyándoles.
Elvira Jiménez (@elvirajn), campaña de Océanos de Greenpeace
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