La sentencia de 14 días de prisión suspendida contra Juan López de Uralde y otros diez activistas de Greenpeace significa que no volverán a la cárcel. Sin embargo, es de todos modos excesiva: prisión (por muy sentencia suspendida que sea) por ejercer el derecho de expresión? ¿por sacar los colores a los políticos con la pancarta “Los políticos hablan, los líderes actúan”? ¿Qué responsabilidad habrá que pedirles, entonces, a ellos, que fallaron miserablemente en Copenhague para revertir el proceso de cambio climático?
Las consecuencias de esa inacción las vemos ahora: dos años de récords en emisiones de CO2 y de deshielo en el Ártico, de aumento de las temperaturas y de proliferación de fenómenos meteorológicos extremos o de grandes sequías.
El mensaje está claro: el cambio climático es un problema grave al que hay que poner solución urgentemente. ¿Mandar activistas a la cárcel ayuda? Parece que no mucho.
Como se recordará, el 17 de diciembre de 2009, Juantxo fue invitado a entrar en el palacio de Christiansborg –donde la Reina Margarita de Dinamarca ofrecía una cena de gala a más de un centenar de líderes mundiales presentes en la Cumbre del Clima— tras anunciarse como “jefe de Estado de la Madre Tierra”, acompañado de su señora esposa, otra activista. Una vez dentro, ambos mostraron pancartas en las que se podía leer: “Los políticos hablan, los líderes actúan”.
Casi dos años después pareciera que los políticos no sólo no actúan, ni siquiera hablan ya del clima. Y es que apenas se oye debatir sobre la próxima cumbre del Clima en Durban, Sudáfrica, o de la cumbre de Río +20, en 2012 (llamada así por ser el veinte aniversario de la histórica conferencia de Naciones Unidas en Río de Janeiro, Brasil, en 1992).
Sin embargo, el cambio climático es el mayor reto al que se enfrenta la humanidad. Es inequívoco, sin precedentes en la historia de la humanidad y de origen humano, y si seguimos como hasta ahora, sus impactos serán desastrosos, como probó en 2007 un informe del panel intergubernamental para el CC de la ONU. Si no hacemos nada, haremos que este planeta sea inhabitable en muchas partes.
No se trata sólo de nuestros ecosistemas, el cambio climático también amenaza a algunos de los sectores clave en nuestra economía. Entretanto, existen tecnologías que nos permiten ponerle freno, las energías renovables, que prometen generar el empleo que un continente en crisis como el nuestro tanto necesita. Por el clima, pero también por la economía, un centenar de grandes empresas europeas y economistas del prestigio de Nicholas Stern se han unido al llamamiento para que la UE asuma mayores compromisos en la lucha por el clima. Ante esta realidad, lo más estratégico no parece encarcelar al mensajero, entre otras cosas porque cada vez somos más y en las cárceles europeas no hay espacio para todos y todas...
Juantxo y otros tres activistas de Greenpeace pasaron ya veinte días en la cárcel por reclamar pacíficamente a los líderes mundiales que estuvieran a la altura de las circunstancias en un momento histórico.
Todavía estamos a tiempo. !Necesitamos más líderes y menos sentencias!
Miren Gutiérrez, directora ejecutiva de Greenpeace España