Comprar, usar, tirar. Comprar, usar, tirar. Esta cadena de gestos la repetimos no una, sino varias veces al día. Con cosas cotidianas como el café de la mañana, la fruta del mediodía y, menos frecuentemente, con otro tipo de objetos como ropa, artículos de electrónica, juguetes y toda clase de productos. Es difícil pensar en un día en el que no compres nada y, sin embargo, todos estos gestos tienen un gran impacto en nuestro planeta.
Desde la bolsa de plástico que te ofrecen los comercios para llevar cualquier cosa que hayas comprado, incluso una caja de aspirinas, a la fruta envasada en una bandeja de poliespán envuelta en plástico o la cuchara y la tapa de plástico del vaso de café que solo usaremos unos segundos. Y la cosa va más allá de la alimentación: Los juguetes baratos y de mala calidad que se rompen al mínimo golpe, la ropa que tras unos pocos lavados ya está llena de “pelotillas” y, por supuesto, pasada de moda, o los gadgets que duran solo un par de años y son imposibles de reparar.
El resultado de este abuso son cantidades ingentes de residuos de plástico, de ropa y de componentes electrónicos que, en el mejor de los casos, serán reciclados. Gran parte acaban incinerados o en vertederos. En la UE, por ejemplo, se generan entre 1,5 y 2 millones de toneladas de ropa usada al año de la que solo un 10-12%, la de mejor calidad, será revendida, mientras que la mayor parte del resto se exportará a países del Sur Global. En el caso de los plásticos, casi el 40% de la demanda en España corresponde a envases que después, en su mayoría, acaban en vertederos o abandonados en el medio ambiente. A nivel global, cada segundo más de 200 kilos de basura van a parar a los océanos.
Pero se puede romper con esta cadena. El frenesí de usar y tirar cosas para reemplazarlas rápidamente por otras se ha impuesto desde hace solo unas décadas. Muchos tenemos en la memoria otra forma de consumir y otra duración de los productos y podemos volver a ello. Podemos consumir menos y consumir mejor.
Por eso te proponemos estas navidades que respires, disfrutes de las cosas inmateriales y hagas tus compras con otra perspectiva. Aquí unos consejos para empezar:
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Opta por productos a granel para evitar el sobreenvasado (y mejor de cercanía).
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Los carros de la compra también han evolucionado y ahora son ligeros, se pliegan y además liberan a tus dedos de gangrenarse con las bolsas de plástico. Las bolsas de tela también son una opción ligera y sostenible para una compra pequeña.
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Mucho mejor tarros de vidrio o de metal para guardar los alimentos, ¡y se limpian mejor que los de tuppers de plástico!
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Elige ropa de calidad, úsala más tiempo y cuídala. ¡Que la moda de hoy no sea basura mañana!
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Descubre los mercados de segunda mano, seguro que te sorprenden.
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Busca iniciativas de trueque, intercambio o lugares de reparación de ropa, aparatos electrónicos y otros productos. ¡Dales más vida!
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Lánzate y aprende a reparar tus propias cosas, cuidarlas o reutilizarlas. ¡El DIY está de moda!
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Personaliza tu día a día con botellas metálicas rellenables, tazas y termos a los que puedes dar tu propio toque personal.
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Regala tiempo, un momento único, una experiencia, algo hecho por tí… Seguro que lo aprecian mucho más que otro jersey, colonia o corbata.
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Los juguetes artesanos, fabricados con materiales más duraderos y sostenibles que el plástico son bonitos, creativos y ¡a prueba de peques todoterreno!
¡Libérate y rompe la cadena!