En inglés, la palabra gap significa algo así como brecha, falta, vacío, laguna. Por eso, en el metro de Londres dicen por megafonía mind the gap para advertir que al acabar el andén está la caída... Pero en muchos otros idiomas del mundo GAP se reconoce más como una marca de moda y, desde el último informe de Greenpeace sobre la contaminación textil en Indonesia, tiene un nuevo significado.
Y es que se han encontrado grandes lagunas en sus políticas ambientales y de uso y vertido de sustancias tóxicas y se han descubierto grandes brechas entre lo que dicen que hacen y lo que hacen.
Porque en GAP mientras su campaña publicitaria, “Be bright, colores vivos para brillar”, trata de transmitir optimismo no ocurre igual con sus políticas ambientales. No apuestan con la misma ilusión por acabar con el uso de sustancias químicas peligrosas en la fabricación de sus prensas ni están tan entusiastas con el fin de los vertidos desde las fábricas de las empresas con las que tienen negocios. Ahí, hay un vacío muy claro. No se puede saber que un informe de Greenpeace detectó que el 78% de las prendas de GAP analizadas contenían sustancias peligrosas y no afrontar con optimismo el desafío Detox.
Por eso, porque queremos sentirnos orgullosos de vestir ropa que no contamina, porque cada marca debe asumir su responsabilidad en la contaminación de ríos, como el Citarum en Indonesia (que tiene la reputación de ser uno de los más sucios del mundo) o el río San Pedro en México y poner solución, porque hay que acortar la distancia entre lo que decimos que hacemos y lo que hacemos realmente, GAP, ¡reacciona!
Y, sobre todo, porque la moda no deben de seguir pagándola las comunidades locales a costa de soportar la contaminación y sus efectos y porque marcas como Zara, Mango o Levi’s ya están demostrando que es posible cambiar el rumbo de la industria... GAP, mind the gap y conviértete en Detox.
Sara del Río, responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace