Es curioso que la paladín de las políticas de austeridad, la canciller alemana Angela Merkel, esté echando al freno a una medida que permitiría a cada conductor europeo ahorrar una media de 400 euros al año en su factura de combustible. Y está por ver si el gran ejecutor de las políticas de austeridad, Mariano Rajoy, está o no por la labor.
Merkel pretende que una decisión, ya consensuada entre el Parlamento europeo, la Comisión Europea y el Consejo que reúne a todos los gobiernos de la UE, se deje en suspenso porque no quiere disgustar a los grandes fabricantes de coches alemanes. La decisión en cuestión es la de limitar las emisiones de los vehículos que se fabriquen a partir de 2020 a 95 gramos de CO2 por cada kilómetro recorrido.
¿Eso es mucho o es poco? Pues es relevante, si tenemos en cuenta que el sector del automóvil por sí solo representa el 14% de las emisiones en Europa y con esta medida se reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero del sector del transporte un 24 % en 2030.
Los beneficios de esta regulación no solo serían ambientales, sino también económicos y laborales: reduciría la factura energética de la UE en 36.000 millones de euros al año a partir de 2025 y supondría la creación de más de 500.000 nuevos puestos de trabajo en 2030 para Europa.
Todos estos datos se los hemos hecho llegar a Rajoy, en una carta en la que Greenpeace le pide que lidere una coalición de estados que luchen por lograr vehículos que emitan y consuman cada vez menos y garanticen la rápida adopción de esta reglamentación.
Ahora veremos si Rajoy es capaz de hacer frente a Merkel o le deja que siga conduciendo la política europea.
José Luis García Ortega, Coordinador del área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace