China tiene una gran tradición en el uso de la medicina natural a base de plantas. Una tradición que se remonta a miles de años y que se basa en la capacidad de la naturaleza para prevenir enfermedades y restaurar la salud humana. En los últimos tiempos los productos herbales chinos se han convertido en un icono mundial debido a sus propiedades curativas y se incluyen en la dieta diaria (sopas, salteados e infusiones) por millones de personas de todo el mundo.
Desde 2009, China es el mayor exportador del mundo de este tipo de productos. Muchas personas los consumen porque consideran que son buenos para la salud, sin conocer que están expuestos a niveles peligrosos de pesticidas.
Así lo demuestra un estudio reciente de Greenpeace en Asia Oriental que ha publicado un informe en el que denuncia cómo China exporta su medicina tradicional con gran contenido de residuos de pesticidas.
Tras el lanzamiento del informe la semana pasada “Productos herbales chinos ¿Elixir de salud o cóctel químico?” (en inglés) se ha publicado una segunda publicación para explicar cómo se han encontrado estos residuos de plaguicidas en los productos exportados desde China.
Greenpeace realizó analíticas en 36 muestras de estos productos comprados en tiendas de Londres, Virginia (cerca de Washington DC), París, Amsterdam, Hamburgo, Milán, Toronto y Vancouver, con los siguientes resultados:
- 32 muestras (¡casi el 90% de todas las muestras!) Contenían tres o más tipos de plaguicidas. El récord lo tiene Alemania y Canadá, donde las muestras de madreselva contenían 26 y 24 tipos diferentes de pesticidas, respectivamente.
- Casi la mitad de todas las muestras (17) contienen plaguicidas enumerados como muy o extremadamente peligrosos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Unas 26 muestras presentaron niveles de residuos de pesticidas que excedían lo que las autoridades europeas consideran que el nivel máximo de seguridad (LMR).
Los pesticidas (herbicidas, insecticidas, fungicidas, etc) son sustancias tóxicas diseñadas para matar. El problema es que los pesticidas no sólo matan las plagas objetivo, también matan o afectan a otras formas de vida que pueden ser beneficiosos para la producción de alimentos o cumplir una función tan importante en los ecosistemas como la polinización. Nos referimos a las abejas y otros polinizadores.
Los seres humanos también pueden verse afectados por los plaguicidas tóxicos. Estudios científicos alertan que los pesticidas pueden causar envenenamiento y en algunos casos la muerte a corto plazo con altas dosis de las sustancias más peligrosas. También ocasionan graves efectos crónicos a largo plazo con la exposición aún a niveles muy bajos.
Los pesticidas están involucrados en graves problemas de salud, como la reducción de la fertilidad masculina, cáncer testicular y problemas del sistema nervioso, especialmente en los niños y niñas.
A nivel mundial, sin embargo, la venta anual de estos productos del sector químico se duplicaron entre los años 2000 y 2009, y la industria química mundial ha proyectado que sus ventas crezcan en un 3% por año hasta 2050. Una tendencia que no es sostenible desde el punto de vista ecológico ni para la salud de las personas. Es, literalmente, un callejón sin salida.
Este último escándalo confirma una vez más que el sistema de agricultura intensiva química está fuera de control. Greenpeace pide a los gobiernos que tome medidas, reduzca el uso de plaguicidas promoviendo la agricultura ecológica frente a la agricultura industrial intensiva con aplicación masiva de insumos químicos.
Greenpeace también quiere exigir una mayor financiación pública para investigar la agricultura ecológica y en particular sobre las alternativas no químicas para controlar las plagas. No esperemos que no haya abejas o que otros productos alimenticios se contaminen con sustancias químicas tóxicas.
Vamos a ayudar a los agricultores a cambiar rápidamente a la agricultura ecológica, que es la única opción viable.
Post Eric Darier (@EDarier), responsable de la campaña de agricultura ecológica de Greenpeace Internacional.