Ya pasó durante el conflicto que desangró África Occidental a finales de los años 90 y principios del siglo XX, cuando los ‘señores de la guerra’ luchaban en Sierra Leona, Liberia y Guinea-Conakry para controlar los yacimientos de diamantes, utilizando los bosques y su madera como moneda de cambio. La misma madera que era exportada desde Liberia y que luego encontrábamos en los almacenes de madera de Barcelona, Valencia, Mallorca o Madrid. Algo que ya denunciamos en 2001 en el informe 'La madera de la guerra'. Solo hemos cambiado de escenario. Ahora estamos haciendo lo mismo en la República Centroafricana.
La prestigiosa ONG internacional Global Witness ha publicado recientemente un informe titulado “Madera de Sangre", informe que revela como empresas madereras europeas, chinas y libanesas han pagado millones de euros a las milicias rebeldes de la República Centroafricana que son responsables de asesinatos en masa, secuestros, violaciones y el reclutamiento forzoso de niños soldados durante el conflicto iniciado en 2013, conflicto que ya ha dejado más de 5.000 muertos y provocado un millón de refugiados.
El informe señala que el 59% de la madera exportada por esas empresas que financian el conflicto tiene como destino la Unión Europea, y en segundo lugar China. Según el informe, el mercado español de madera estaría entre los destinos de esta madera.
La llamada "madera de conflicto" (comercio de la madera que contribuye a la financiación de los conflictos armados) fue identificada como un elemento clave y prioritario por la Unión Europea, cuando elaboró en 2003 su Plan de Acción FLEGT, para la aplicación de las leyes, gobernanza y comercio forestales. Pero más de una década después, parece claro que este problema ha merecido muy poca atención. Ni la UE, ni sus estados miembros, ni el sector forestal europeo quieren ponerse manos a la obra para resolver este problema.
El pasado mes de mayo, Greenpeace reveló cómo el sector forestal en la República Democrática del Congo (RDC) sigue inmerso en el caos, el incumplimiento generalizado de las leyes forestales y la violación de los derechos humanos. El informe utiliza, a modo de caso de estudio, las actividades ilícitas de la empresa Cotrefor, pero empresas madereras con un curriculum similar de ilegalidades y abusos han conseguido exportar su madera al mercado español, con el beneplácito de los importadores de madera y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente.
La lucha contra la tala ilegal está siendo demasiado larga. Si bien es innegable que se han logrado algunos avances, es igualmente evidente que sigue siendo un problema importante que los gobiernos no se están tomando en serio. O donde la administración pública trabaja directamente en connivencia con el sector privado, dejando hacer y mirando para otro lado. Sigue siendo muy fácil destruir los bosques, exportar la madera y ponerla en el mercado. Si además este comercio ayuda a financiar conflictos, también.
Hoy nos felicitamos por el inicio de un proceso de infracción contra España por parte de la Comisión Europea por no aplicar la European Timber Regulation, la legislación que tiene como objetivo combatir la tala ilegal y el comercio derivado de madera y productos de madera. Dicho reglamento estaba en vigor y era de obligado cumplimiento desde el 3 de marzo de 2013.
Nuestro Gobierno lleva más de dos años mirando para otro lado, incumpliendo sus obligaciones para combatir la tala ilegal y su comercio asociado. Nuestro Gobierno tendrá algo que ver con lo que está pasado en la República Centroafricana o en la República Democrática del Congo. En estos días en los que cientos de miles de personas intentan cruzar el Mediterráneo huyendo de estos escenarios de conflicto, conviene recordar que en algo hemos contribuido a esta situación.
¿Qué puedes hacer tú?
- Conoce el trabajo de Greenpeace para proteger los bosques.