Sabemos que los bosques tiene un valor crucial y que son ecosistemas que nos aportan servicios esenciales, como la regulación de los cursos de agua o la influencia en los modelos climáticos. Uno de los servicios que está en discusión en estos días es el papel de los árboles como ayuda para regular la cantidad de gases de efecto invernadero, concretamente el dióxido de carbono, en la atmósfera. Un nuevo estudio de la revista Nature, una de las publicaciones científicas más importantes, demuestra que los grandes arboles juegan un rol crucial.

Los bosques almacenan grandes cantidades de carbono que de otra manera contribuirían al cambio climático. Almacenan casi 300.000 millones de toneladas de carbono en las partes vivas (biomasa), lo que supone aproximadamente 30 veces la cantidad anual de las emisiones emitidas en la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, cuando se degradan o destruyen estos bosques, toda esta cantidad se libera a la atmósfera.

Se solía pensar que sólo los árboles jóvenes durante su fase de crecimiento capturaban o secuestraban carbono de la atmósfera, y que al llegar a la madurez simplemente almacenaban carbono. Sin embargo, nuevos estudios que demuestran que los grandes árboles, el arbolado adulto, también captura carbono de la atmósfera.

Las investigaciones han puesto en evidencia que la absorción de carbono de los árboles (medido a través de tasas de crecimiento) aumenta continuamente con su tamaño, debido a que la superficie foliar aumenta a medida que crecen. Es decir, los árboles mayores tienen más cantidad de hojas con lo que pueden absorber mayor cantidad. Estos grandes árboles se encuentran en los bosques primarios y tienen más importancia que los árboles jóvenes ya que dan soporte a un amplio rango de especies. Por ejemplo, sus huecos y recovecos aportan hábitats donde las aves anidan.



Es importante apuntar que los autores advierten que la dinámica de un bosque es compleja: los grandes árboles están sujetos a tasas de mortalidad más altas que los árboles jóvenes. Además, el número de árboles en un bosque joven puede ser mayor, de manera que pueden compensar la cantidad absorbida de los árboles maduros en un bosque. Sin embargo, lo que ya es evidente es que los grandes y viejos árboles son componentes muy importantes de los bosques primarios en términos de biodiversidad y en la captación y almacenamiento de carbono.

La tala selectiva en los bosques para obtención de madera, por lo general, elimina los árboles más grandes, sobre todo en áreas de bosque primario donde se encuentran los ejemplares más grandes.

Con este nuevo estudio confirmamos lo que supone la eliminación de los grandes árboles: por un lado, su eliminación libera carbono a la atmósfera, contribuyendo así al cambio climático, y por otro lado  se elimina un importante sumidero y captador de una cantidad importante de emisiones de carbono. Por esta razón, desde Greenpeace trabajamos en la protección de los bosques primarios, con el objetivo de alcanzar una Deforestación Cero para 2020.

¡Proteger a los grandes árboles de los bosques primarios es proteger nuestro clima!

Dra. Janet Cotter, de la Unidad Científica de Greenpeace Internacional