El Embajador de Brasil en España, el Sr. D. Antonio Simões, tiene sobre su mesa, o quizás ya en la papelera, una carta enviada desde de Greenpeace España y donde se le solicita una reunión.

En dicha reunión nos proponemos llamar la atención del embajador sobre el problema de la demarcación de las tierras indígenas en la región amazónica de Brasil.  



Como experto conocedor de la realidad brasileña, el Sr. Simões sabe que muchos pueblos indígenas en Brasil siguen pendientes del reconocimiento legal de sus derechos a la tierra, a pesar de que muchos de estos pueblos llevan reclamando este derecho durante muchos años. Y también sabe, o debería saber, que uno de los pueblos indígenas que lleva esperando esta decisión son los Mundurukú en el Estado de Pará, que han estado reclamando a las autoridades brasileñas la demarcación de su territorio Sawré Muybu desde hace más de diez años.

Recientemente, el Informe del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas ha hecho un llamamiento en Brasil para redoblar los esfuerzos para superar la actual situación de estancamiento en relación con la demarcación de tierras y para completar todos los procesos de demarcación pendientes en la FUNAI.

En abril de este mismo año, la FUNAI dió a conocer su informe donde reconocía que el territorio Sawré Muybu del pueblo munduruku debe ser demarcado para asegurar la protección de sus derechos constitucionales. A partir de finales de octubre, el Ministro de Justicia de Brasil, Alexandre de Moraes, tendrá que tomar la decisión final sobre la delimitación de las demarcaciones de tierras pendientes de muchos de los pueblos indígenas en Brasil, incluyendo el territorio indígena de Sawré Muybu.

Nos gustaría compartir con el Sr. Simões la importancia de la demarcación de las tierras indígenas: es importante para los derechos legítimos de estos pueblos, para la protección de los bosques y su biodiversidad o para el cumplimiento de las obligaciones del Brasil en virtud del Protocolo Climático de París. Y también para la imagen pública y la reputación internacional de Brasil.

Y hablando de imagen pública y reputación, sería bueno que desde la Embajada de Brasil en Madrid, las firme o no el Sr. Simões, se adoptara la costumbre de contestar a las cartas que se le envían desde la sociedad civil. A ésta última y al resto de cartas que durante años hemos enviado desde Greenpeace.

De momento, nos contentamos que el Sr. Embajador nos reciba. Los Mundurukú están esperando.