Ayer pasamos cerca de 10 horas en una de esas míticas lanchas hinchables que hemos usado en tantas ocasiones para realizar acciones de denuncia ante una amenaza medioambiental. La temperatura debía rondar los 3ºC, pero con la velocidad de las lanchas, la humedad y el viento que nos entraba por todos los rincones del cuerpo, la sensación térmica era de -15ºC.
El mar parecía una balsa y estaba muy despejado lo que nos permitió disfrutar de unos paisajes espectaculares mientras navegábamos por fiordos rodeados de multitud de montañas. Enormes glaciares se deslizaban ladera abajo y desembocaban en el mar formando unas altas paredes blancas de hielo y nieve.
El 60% de las islas Svalbard están cubiertas por glaciares. Esta gran cantidad de glaciares contribuye en un 10% a la cobertura de hielo del Ártico, sin contar Groenlandia, lo que significa que los glaciares de Svalbard son una importante porción y por tanto su estado y conservación repercute en todo los rincones del planeta.
Las temperaturas de Svalbard han aumentado entre 2-3ºC por década en invierno en las dos últimas décadas y las temperaturas globales han aumentado 0,85ºC. Este aumento de temperaturas se debe principalmente a la quema de gas, petróleo y carbón y tiene graves consecuencias para nosotros, pero por supuesto también para todos los glaciares del planeta, que se están derritiendo. La pérdida del hielo continental supone una amenaza para la fauna que necesita este hábitat para sobrevivir. Los glaciares son además la fuente de agua para muchas poblaciones que dependen de ellos para su suministro. Por último, este deshielo contribuye también el aumento del nivel del mar que se ha visto incrementado en las últimas décadas.
En nuestra expedición por los glaciares, pudimos documentar la situación del glaciar Blomstrand, cerca del poblado de Ny-Ålesund, que es una base científica con presencia de diferentes países y que lleva 40 años estudiando el ecosistema Ártico. Este impresionante glaciar es un claro indicador del cambio climático. Greenpeace lleva recogiendo información y documentando el deshielo de este glaciar desde hace años. Las fotos que realizamos en 2002 han sido utilizadas para artículos científicos que demuestran el significativo dato de que el glaciar ha retrocedido cerca 2 kilómetros en los últimos 80 años.
Durante la navegación, el experto local que llevamos a bordo nos explica que en esta zona en la que estamos antes se veían muchas focas y que ahora es más difícil verlas, por la ausencia del hielo sobre el que solían reposar. Aún así tenemos la suerte de poder ver una en uno de los pocos trozos de hielo que flotan sobre el mar.
Cuando se acercaba la hora de volvernos al barco y mientras todos mirábamos el bello paisaje que nos rodeaba, de pronto, alguien advirtió que había un oso polar en la montaña. Y ahí lo teníamos en frente nuestro, un enorme ejemplar de este maravilloso animal que estaba tumbado boca arriba mientras movía cuidadoso sus “patitas” al aire para desperezarse. Me emociono sólo al recordarlo mientras lo escribo, sin duda fue el mejor regalo que estas tierras nos podían dar como despedida y mientras nos alejamos en la lancha, miro fijamente a ese oso e intento transmitirle nuestra promesa de que seguiremos luchando con todas nuestras fuerzas para mantener a las petroleras lejos de aquí y para defender su ecosistema.
¿Qué puedes hacer tú?
Únete a la campaña para salvar el Ártico. Firma para pedir su protección.